lunes, 31 de diciembre de 2012

DESEOS



¡ FELIZ AÑO Y PRÓSPERO 2013 !


Vacaciones 2012

1.

Por largas horas he seguido sentado aquí, en esta playa casi desértica de una isla diminuta en la costa atlántica de Panamá; dejando transcurrir el tiempo. Muchos ayeres ha que me debía un largo momento así. El trajín, lo cotidiano, el hastío, la rutina.., me asfixiaban ya. Es bueno corretear la chuleta perrunamente con tal de llevarse unos tlacos al bolsillo y pagar las cuentas. Avituallar la alacena. Mostrar puntualidad al casero. Comprarse ropa. Un gusto o dos: vivir más o menos… teniendo frijoles y pan cuando se necesita. Ese es el lado bueno pero, cuando el fastidio hace su aparición y entra por la ventana dando tumbos en todos los rincones, es mejor dejarse llevar por la marisma, el sol, las palmeras y unos largos tragos de ron con menta.





2.

Vine buscando darme un largo baño de sol, del rumor monótono del mar, en un remoto paraíso, alejado del face y cualquier recuerdo que me regrese a mi inmediato e inminente pasado.




3.

Vuelo ciudad de México-Panamá. Me obligo a no caer en la trampa del idioma y me aferro a mi español. Estas sirenas ya trataron de seducirme en otras riberas, estoy curado, ni la cera en mis oídos hace falta…





4.

La isla es tan pequeña, diminuta, inverosímilmente chica que en dos patadas le di vueltas y vueltas estirando las piernas. Tres horas en barcaza desde tierra firme aflojan hasta el más ajustado organismo. Necesitas caminar, para poder dejar de sentir el mareo ligero del vaivén de la barca y que la firmeza del suelo te regresa al centro de ti mismo. Salude a los nativos que hacen las veces de anfitriones tantas veces como los fui encontrando en mi recorrido, rieron de buena gana y hasta creo que en su lengua se pitorrearon de mi presencia casi bizarra.





5.

Quisiera ser como esas europeas que dormitan en las hamacas, se estiran en la arena o juguetean con las olas y que duermen en los otros cuartos de este pequeño hotel silvestre. Quisiera tener ese placer displicente de la ausencia del viejo continente y la rutina. Todavía tengo a cuestas esa sensación fantasma de perseguido por el pasado inmediato, aún no dejo atrás el escritorio, el timbre imprevisto y ruidoso del teléfono, la impertinente vocación del jefe, los cuchicheos y rumores propios de radio pasillo. Quisiera despojarme de cualquier coraza. Quisiera no cargar a cuestas los fantasmones de las musas, los escenarios ni los afeites…




6.

La segunda noche dormí abrazado a su tibio cuerpo arrullado por suave oleaje. Antes de que el sol saliera me despoje de todo mi pasado y pendientes. Me lance desnudo al estero de agua cristalinas, nade estirando los músculos y después, solo después, tumbe las carnes sobre la blanca arena dejando que la brisa salitrosa del amanecer me encontrara sin resistencias. Ahora si, puedo volver a mi lectura inconclusa del Ulises de Joyce.


miércoles, 5 de diciembre de 2012

1 de Diciembre de 2012






MIENTRAS CRECE Y CRECE LA EMBESTIDA DE LA VERSIÓN OFICIALISTA DE LOS SUCESOS DEL 1 DE DICIEMBRE DE 2012 EN LA CIUDAD DE MÉXICO, DONDE INCONFORMES CON LA MANERA DE EJECUTAR LA SUCESIÓN PRESIDENCIAL, A BASE DEL TORCIMIENTO DE LAS REGLAS DEL PROCESO LEGAL, IMAGENES VENIDAS DE OTROS LENTES DEMUESTRAN QUE LA HISTORIA ES DIFERENTE Y DISTINTA A LA QUE LOS VOCEROS SE ENCARGAN CON VOCIFERANTES Y ATURDIDORES AULLIDOS DE PROPALAR.

NO CUESTIONO A QUIENES ESTÁN A FAVOR O EN CONTRA DE QUE ALGUIEN EXIJA UN CAMBIO, TAMPOCO ESTOY DE ACUERDO CON LA VIOLENCIA ORQUESTADA PARA DECIRLE AL MUNDO QUE EL PAÍS, SUS INSTITUCIONES, "ACTUAN BAJO EL ESTADO DE DERECHO". 

PREGUNTO NADA MÁS POR QUÉ LAS COSAS EN ESTE PAÍS DE MIERDA NO PUDEN SER DE OTRA MANERA. UN LOCO QUE SE METIO EN UNA GUERRA CONTRA EL FANTASMA DE SU CASA Y LE COSTO AL PAÍS 100 MIL MUERTOS, Y UN FIGURIN QUE SE VALIO DE TRAMPAS LEGALES PARA TREPARSE A LA SILLA JUNTO CON SU BOLA DE SAURIOS... SIMPLES PREGUNTAS.



lunes, 3 de diciembre de 2012

2. (siguen los Apuntes de dirección escénica: el espacio)



“El texto de teatro es el único texto literario con capacidad total para soportar una lectura en sucesión diacrónica: el texto de teatro sólo se nos ofrece en un espesor de signos “sincrónicos”, es decir, de signos dispuestos en un espacio, espacializados” [1].

He dicho antes que el espacio escénico está dividido en nueve áreas. Y ello no es ocioso considerarlo. El espacio determina el espectáculo. En él, en el espacio escénico, habita el espectáculo. Si la primera característica del texto dramático es la utilización de personajes figurados por seres humanos, la segunda, indisoluble ligada a la primera, consiste en la existencia de un espacio donde todos seres vivos están presentes. En este sentido, el texto de teatro, a diferencia de otros géneros literarios, necesita para existir, de un lugar, de una espacialidad donde desplegar las relaciones físicas entre los personajes; un determinado lugar donde establecer entre ellos una relación tridimensional.

¿Cuáles son los aspectos de composición que la dirección de escena debe considerar, como principio, en el espacio escénico?

A entender: La unidad, la variedad, la coherencia, el balance, la armonía, el contraste y el ritmo. Por supuesto, cada uno de estos aspectos por sí mismos representan una materia a estudiar, sin olvidar que nunca éstos se encuentran en estado puro, se mueven o comportan dinámicamente y que jamás se hallan estáticos.

Probablemente esa observación, casi obsesiva, por el espacio escénico tenga dos vertientes particulares: primero, el gusto por la distribución, la síntesis, la belleza, la organicidad y el concepto plástico, así como la necesidad de que “el espacio respire” [2]; y segundo, el que sea ingeniero civil tanto como músico.

Si con tanta liberalidad total nos referimos al tono, deberíamos considerar entonces coloratura, tesitura, cuadratura, armonía, unidad, potencia, volumen; respiración y silencio. Todos elementos del tono. En el campo de la actuación esto no está lejos de una sencilla y a la vez compleja dimensión de lenguajes. Tono, no solo remite entonces a la voz, al sentimiento, al enfrentamiento con la situación y el conflicto en que se ve inmerso el personaje; también habla de su co relación lógica con el espacio que es un delicado equilibrio bajo las fuerzas de lo dinámico y lo vital que se extingue ahí mismo.

Imagínese la superficie de un escenario vacío, tal como dice Brook. No importan las medidas de ancho, de profundidad ni de altura. Imaginemos un espacio escénico. Imaginemos esa superficie desolada. Ahora montemos una columna, o un árbol, o decidamos tener un piso con la cuadrícula de un tablero de ajedrez. Si hablamos de altura: un telón. El simple trazo de líneas y colores que conforma por sí mismo la cuadrícula; altura, caída, peso en el caso del telón; dimensión, volumen de la columna o del árbol: afectan decididamente el espacio escénico. Todo provoca una significación. Es simple de imaginar y aún más sencillo de entenderlo.

Pienso en el escenario teatral como un lienzo, como un pañuelo, como una superficie vacía sostenida a unos centímetros del suelo apoyada en un pequeño eje que lo mantiene en equilibrio delicado y que se encuentra ubicado abajo, en el centro centro, de esa superficie. Para comprender mejor esto, pensemos en ponerle una masa cualquiera: ¿que les parece sí dejamos caer una pluma? Un objeto mínimo, de poca densidad, de tan poco peso. Si hiciéramos el ejercicio físico, sin importar el sitio donde pusiéramos la masa en ese espacio escénico, veríamos que por fino y casi sin peso la pluma, nos permitiría observar la modificación del delicado equilibrio. Los extremos contrarios se alterarían suavemente alzándose, modificando el ángulo inicial y hundiéndose en el lugar donde hubiéramos puesto el objeto. Así, sucesivamente, cuantas veces lo hiciéramos cambiando el sitio, modificaríamos el sutil balance. Y como es natural, estas variaciones, en el equilibrio del escenario, serían más contundentes en tanto mayor sea el volumen, altura, densidad; color, forma. Recordemos que el teatro es dinámico y aún en la inmovilidad aparente de los actores, hay variaciones en el equilibrio del espacio. Luego entonces luz, volumen, densidad: cualquier cosa por sutil, lo afectan.

En el primer lustro de la década de los años setenta, por cosas del destino y de los arranques propios de mi primera adolescencia, presencie tres o cuatro happening en la ciudad de Tijuana, así como dos o tres montajes en California del Teatro Campesino que dirigía Luís Valdés: quiero aclarar que entonces ni idea tenía que ha finales de esa misma década me vendría a sumergir hasta el tuétano en el teatro. Gracias a Rodrigo Villamil que me regaló el primer libro de Eugenio Barba [3] que tuve en mis manos, entendí en parte lo que años antes había presenciado, si quieren de manera accidental. No tengo en la memoria los grotescos gestos, los zancos, el colorido, el desaforado movimiento, la estridencia de la música ni los parloteos de la exposición verbal, pero sí guardo en el recuerdo la disposición espacial que siendo al aire libre y con la turba acompañante en movimiento resultaba, en ese momento confusa, pero inusitadamente llamativa. Cuando leí a Barba en el 83, terminando esa lectura con el libro complemento tres años después, aquello que había presenciado, a pesar del obvio caos imperante, estaba determinado y acotado por el espacio escénico. Ese aparente desdén, significaba la potenciación de los significados.

Cada puesta en escena es una revelación. Recuerdo que en el 86 u 87, en el teatro Stella Inda de IMSS en Morelia, mientras montábamos Las trapacerías de Scapín del genial Mollière con un grupo de actores bajo el precepto de aplicar los conceptos del espacio vacío: utilizamos solo el vestuario y una que otra utilería de mano, ambientación y escenografía lograda gracias a una coreografía activísima del elenco que acompañó permanentemente el texto. Recuerdo que ya habíamos realizado funciones en patios, plazuelas y otros foros antes de llegar el teatro del IMSS. Estábamos en una de las funciones: abierto totalmente el foro, sin piernas ni bambalinas y se mostraban sobre éste las varas de iluminación y las carcasas de los reflectores, puentes y callejones lumínicos no estaban a la vista del espectador. Sentado, entre el centenar de espectadores que se hallaban en esa función, tal como ha sido mi costumbre desde que asumí la dirección contraviniendo el principio de Meyerhold: “Después del estreno, no me asomo por el teatro” [4]. El colectivo de actores, en ese momento, se encontraban en forma de media luna sobre las áreas: centro arriba, arriba izquierda –en relación al actor- y centro izquierda. Cuando irrumpiendo, accidentalmente, cae parsimoniosa, en silencio, lenta, delicadamente una pluma venida del tinglado de varas ubicado en las alturas del escenario. Los actores que ha la sazón siempre estaban concientes del espacio, “con un ojo al gato y otro al garabato”, en cuanto detectaron la anomalía irrumpiendo en el espacio escénico; anomalía no buscada, fortuita, ínfima si se quiere; haciendo foco sobre ésta, siguieron la alteración que lentamente fue depositándose, en su fragilidad, como el estallido portentoso de un misil balístico sobre el otro extremo opuesto: abajo derecha. Equilibrando y modificando sutilmente la simetría y el balance del espacio escénico, aun tratándose de una frágil, delicada, sutil, silente presencia contrastada con el descomunal volumen de los actores en el otro extremo. El actor Vicente Montañez, mimo payaso y que encarnaba el personaje Scapin, después del silencio sugerente y tocándole en turno el parlamento, con un par de machincuepas cruzó el plano, recogió en el otro extremo la etérea pluma y continuo con el texto. Un hondo suspiro escapó de la audiencia que espectaba en la penumbra y que no alcanzaba a entender, pero disfrutaba el fenómeno cuasi místico que el espacio, el accidente y los actores estaban produciendo. Años después, ya en la primer década de éste milenio con Gustavo Jiménez, con un texto de Raúl Mejía, Al compás de Bach, nos sucedió algo similar con un globo.

De nada sirve que la persona sobre el escenario sepa de corrido los complicados vericuetos de un parlamento y que los compañeros, ahí mismo, reciten con la misma voluntad. Que esa memoria haga ante el espectador gala y alarde de eso: de memoria. De nada sirven suspiros, gritos, lágrimas de cocodrilo y cuanta artimaña expresiva sea utilizada con la intensión de cumplir. La acción no es por la acción, la anécdota no es por la anécdota, sino que funcionan como trampolín para descubrir el comportamiento humano. Ya lo he dicho, no hacemos teatro para libélulas, por lo tanto, el director debe descubrir las facetas de la complejidad y decir con su puesta en escena qué es lo que piensa de ellas; convierte al director en re escritor de una dramaturgia escrita para el tiempo, para el espacio, para la emoción.

Como he antedicho, el espacio escénico se divide en nueve áreas que a su vez se subdividen, cada una, en nueve áreas. No es una vacilada la idea de que el actor conozca y trabaje: abierto, cerrado, un cuarto, tres cuartos y perfil; derecha o izquierda. Bajo, medio, normal: niveles. Espacialmente, corresponden a referencias indispensables para que la persona en escena, que no se puede ver a sí misma, entienda su ubicación en ésta.

Abrirse a espacios abiertos o cerrados donde las condiciones son controladas, en principio tienen un mismo sustento y fundamento, en tanto la distribución espacial. Nueve áreas. Aún ahí, donde el espacio es tan profundo como una plaza o tan estrecho como el frente de un balcón. No olvidemos que ante todo, el teatro es dinámico, vitalidad y su movilidad es constante. El abordaje y tratamiento es el mismo del lienzo o pañuelo propuesto al principio de éste inciso. Reitero lo dicho con antelación: el espacio determina, y en el espacio escénico, habita la puesta en escena.

Síntesis, economía de medios expresivos escénicos, organicidad, esencialidad: son elementos, componentes, variables propias del espacio escénico.

Hagamos un ejercicio simple. Muchos grupos y directores emplean ésta técnica con cámara fija: El lente de la cámara provoca esta ventana pues sólo podrá observarse lo que el lente permita.

En el sitio de ensayo construyamos un pequeño marco que nos deje mirar la perspectiva por área y todos los elementos en juego. Recordemos que el teatro deviene de un termino griego que indica ventana; sitial a propósito para mirar, para observar, para espectar; también de ahí se infiere el termino espectador. Por lo mismo, lo que el espectador atisba del otro lado del marco, es un mundo. Un mundo bajo reglas específicas tal como señalara Aristóteles [5]: “tiempo, espacio y lugar”. Un mundo extraordinario.

Así, subyace la pertinencia de observar los detalles del plano visual. Permite ir clarificando la concepción, dicho en otras palabras, permite tener en cuenta los elementos actuantes y sus relaciones. La composición del espacio abre a la observación –en su caso, la modificación y redirección- las tensiones que se originan y que impunemente presentamos al espectador. Tensiones dinámicas que tienen que ver con la forma, no con la temática, en cuanto su relación con los componentes y sus afectaciones. Tensiones espacio-temporales que continuamente se van modificando. Si entendemos esto, nos es sencillo comprender la “unidad de la pluralidad” que dice: todo está relacionado con todo. Dicho en otras palabras: el teatro debe sumergir al espectador en un estado excepcional que sólo es posible en la escena, escena que se afecta y contamina con cualquier cambio que en ella provoquemos u se provoque accidentalmente.

Investiguemos: una persona, en una posición neutra dentro del espacio escénico, dependiente de su posición espacial, de los objetos en derredor y de él mismo, provocará una lectura. Una perspectiva. Modifiquemos como ejercicio el plano y observemos el resultado.

La misma persona, la misma posición neutra, los mismos objetos y distribución, pero cambiemos la altura en la que la persona se encuentra. Otra perspectiva. Modificamos el plano y observamos.

Hagámoslo con movimientos “fuertes” o “débiles”, avanzando de arriba a proscenio o viceversa, el puro traslado origina cambios y por lo tanto lecturas al espectador: adecuadas, contrarias o ambiguas. Además que cualquier posición en el espacio crea líneas y figuras geométricas: triángulos, rectángulos, cuadros, etc.

Peter Brook en el Espacio Vacío pensó en cuatro maneras, concepciones de significado, en las cuales se presenta a la vista del espectador el espectáculo, el teatro: “teatro mortal, teatro sagrado, teatro tosco y teatro inmediato”. De ésta sencilla manera nombró sus definiciones y al hacerlo, por supuesto, habló del espacio escénico. Es en el espacio, precisamente por ser en gran medida un “no dicho en el texto” –las didascalias o los diálogos de los personajes aportan datos que permiten inferirlo-, una zona particularmente poblada de vacíos, donde se produce la articulación texto-representación.
 
Las tensiones dinámicas que tienen que ver con la forma, repercuten directamente en la manera como se cuenta la historia y el desarrollo de la historia es un elemento. Brecht dejo dicho que hacer teatro es: “contar una historia, en forma de acción dramática, a un público determinado, en un tiempo preciso”; y la forma de acción dramática implica por ende el espacio de representación y su codificación precisa por los hábitos de una época o lugar.

Forma es fondo.

Así pues, el espacio escénico representa siempre una simbolización de los espacios socio-culturales de una sociedad, de un pueblo.

No pocas veces he visto directores, metida la nariz detrás del libreto o el rostro detrás del atril donde se sostiene el libreto, dirigiendo a unos metros sobre el proscenio. No pocas veces he observado eso, y ya de ahí, desconfió del resultado. El director es un espectador privilegiado, un artista que tiene a su cargo la encomienda, la confianza de todos de que su concepción es la correcta, la más próxima, la más adecuada. ¿Cómo metida la nariz detrás del libreto vea lo que ahí se origina y muestre capacidad para reorientarlo?

“El lugar escénico es como el espejo, a un tiempo, de las indicaciones textuales y de una imagen cotidiana. El espacio teatral es el lugar mismo de la “mimesis” en que, construidos por los elementos del texto, deberá afirmarse, al mismo tiempo como figura(ción) de algo en el mundo” [6]. Sin el, sin el espacio escénico, el texto no puede encontrar su emplazamiento, su modo concreto de existencia.

Por lo mismo puedo afirmar que hay elementos racionalistas, no subjetivos que permiten ver, criticar y analizar la puesta en escena. No niego el carácter subjetivo de muchos componentes actuantes, entrantes, promotores de cambios evidentes o sutiles. Imposible sería pasarlos por alto. Sin embargo, toda puesta en escena que se vale de técnicas, procesos contables que derivan en la producción, codificación de lenguajes y metalenguajes, posee los elementos cuantitativos pertinentes para su análisis.



[1] Semiótica teatral. Anne Ubersfeld. Ediciones Cátedra y Universidad de Murcia. Madrid. 1993.
[2] Memorias Ludwik Margules. Rodolfo Obregón. “La realidad del espacio teatral es mucho más tangible, más convincente que cualquier idea preconcebida, o más bien, que cualquier idea que uno lleva y que pertenece al capital con que se llega a dirigir”. pág. 61.
[3] Las islas flotantes. Eugenio Barba. UNAM. México. 1983. y Más allá de las islas flotantes (ciencias de la puesta en escena, teoría de la práctica escénica). Eugenio Barba. Colección Escenologia. Universidad Autónoma Metropolitana y Grupo Editorial Gaceta. México. 1986.
[4] Teoría Teatral. Fundamentos. Vsevolod E. Meyerhold. Madrid. 1986. “Cuando me voy, en mi persona se va el director. Ya no puedo dirigir el espectáculo y no haré más que sufrir, porque veré como mi idea se va esfumando”.
[5] La poética. Aristóteles. Versión de García Bacca. 3e. Editores mexicanos unidos. México. 1996.
[6] Semiótica teatral. Pág. 110.

LA REPRESION: GUANTE NEGRO Y CAMISETA GRIS


A TODOS LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
A LA OPINIÓN PÚBLICA



El día de ayer, primero de diciembre de 2012, aproximadamente a las 12:47PM, un grupo de alumnos del Colegio de Literatura Dramática y Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de UNAM fue cercado con lujo de violencia en la calle de Filomento Mata, por un contingente de alrededor de cien policías del Gobierno del Distrito Federal. El grupo de estudiantes se encontraba manifestándose de manera artística y pacífica, en pleno uso de su derecho a la libre expresión en contra de la toma de posesión del Jefe del ejecutivo nacional. Posteriormente, alrededor de la 1:34PM, los alumnos fueron subidos en un transporte policíaco, donde estuvieron por más de una hora, para luego ser llevados a la agencia del Ministerio Público número 50 en Balderas. Una vez allí, fueron separados en hombres y mujeres, quedando los hombres incomunicados. Todos estos hechos son revelados gracias a que la alumna Daniela Ríos pudo esconder entre sus ropas un teléfono celular con el que actualizaba la información de su cuenta de Facebook y con el que pudo tener contacto con compañeros de afuera quienes, en el transcurso del tiempo, fueron elaborando la lista de detenidos e informando a los familiares.



Cuando los familiares llegaron a la agencia del MP fueron cercados y se le incitó con provocaciones. Posteriormente, hasta las 10 de noche, hora en la que se les permitió el acceso a los detenidos, donde se les informo que los estudiantes estaban acusados de: Ataque a la paz pública y Ataque a la Nación, este último cargo no alcanza fianza y su castigo va de los 5 a los 30 años de cárcel. A las 10:40 de la noche tuvieron acceso los abogados.



En estos momentos (19:00), la agencia se encuentra cercada por un "operativo" y nadie puede tener acceso a ella. Asimismo, hay incertidumbre entre los padres de familia pues se manejan diversas variantes acerca del proceder del caso: no se sabe si este presentará como caso único o cada uno de manera individual. Lo único cierto es que de no aceptarse las evidencias de demostración de inocencia, los estudiantes serán remitidos a los reclusorios correspondientes al cumplirse las 48 horas de arraigo.



La comunidad del Colegio de Teatro de la UNAM, así como las autoridades de la misma se encuentran ya efectuando acciones de apoyo para sus compañeros y pupilos. 



Para nosotros, compañeros y profesores nos parece evidente que los estudiantes se encontraban haciendo una demostración artística con base en su inalienable derecho a la libre expresión y en el espíritu creativo, pacífico y documentado que han aprendido en las aulas de la Universidad. Asimismo, queremos dejar manifiesto nuestro repudio total y absoluto al hecho y a las formas en que los alumnos fueron detenidos y siguen siendo privados de su libertad: el abuso de la fuerza y el uso tramposo de las reglamentaciones en vigor están muy lejos de ser las maneras de impartir justicia de un Estado de derecho. De la misma manera, es evidente que estos actos que parecen efectuados únicamente para cubrir una cuota de detenidos por parte de la policia, vulneran los más elementales derechos establecios en nuestra Constitución.



Es asombroso y digno de vergüenza que un gobierno, ya sea local o federal, mantenga detenidos y sometidos a sus jóvenes estudiantes; y peor aún que los etiquete como "vándalos". Este hecho significa o bien un acto de intimidación o una burda imbecilidad, que la ciudadanía responsable, comenzando por nosotros los profesores y la comunidad artística, no podemos tolerar ni dejar de denunciar bajo ninguna circunstancia.



De tal manera, exigimos la liberación inmediata de quienes anexamos nombre y número de cuenta, así como de cualquier otro alumno del que aún no tengamos conocimiento de su paradero:



Monica Paloma Alvarado 310096823
Daniela Sánchez Ríos 310198068
Valentina Guerrero 310010982
Fernanda Preciado Castillo 107003005
Guadalupe Castillo Martinez (madre de Fernanda)
Carolina Gallegos Colmenares 310066415
Gisella Moreno Mejía 310233567
Enrique Culebro (alumno inscrito en la carrera de Filosofía y que está como oyente en el Colegio de Teatro en el grupo 1101.)
Francisco Torres Pacheco 310134457
Luis Manuel Salazar Hernández 408093664
Mariana Muñiz Nieto 
Gustavo Arteaga Ramírez



Anexamos, también, una foto tomada por la alumna Daniela Sánchez en el momento de la detención y una serie que muestra a los alumnos cercados en la calle de Filomeno Mata, tomadas por otra compañera de nombre Mabel.



Atentamente:



Alumnos y profesores del Colegio de Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México

Responsable de la publicación: profesor Rubén Ortiz