martes, 19 de agosto de 2008
De la más reciente remodelación
Estas imágenes muestran el interior del teatro más emblemático de la ciudad de Morelia. El Teatro Ocampo. Tomadas por Jaime Laguna.
Como se observa hay detalles de las condiciones tan paupérrimas y apremientes en las que Rubén Ramírez y el personal técnico de este recinto trabajaron durante las décadas de los años setenta, ochenta y parte de los noventa.
Corresponden a la remodelación que durante la anterior administración del Mtro. Jaime Hernández Díaz (actual Secretario de Cultura) al frente del entonces Instituto Michoacano de Cultura, realizó durante los años noventa.
Como se puede observar, el recinto es un viejo teatro de herradura edificado durante el siglo XIX que ya en anteriores restauraciones echaron a perder otros dichosos arquitectos. La magnificencia y sobriedad de los espacios, y más que nada su utilidad práctica -en términos escénicos-, normalmente quedan relegados a segundo plano cuando "tarugos con iniciativa" ignoran el fin para el cual fueron edificados tan magníficos espacios. En el caso del Teatro Ocampo, con el correr de los años, se fue orientando más por iniciativa de los músicos y desaciertos de las autoridades, para convertirse en una sala propia para música que en un recinto teatral, aunque habría que decir que cuenta actualmente con buenas herramientas iluminotécnicas y de tramoya gracias a la constancia y tezón de Rafael Delgado y el actual cuerpo técnico.
Cuando se reflexiona en torno a la problemática de los espacios teatrales, sus costos en nómina y mantenimiento, uno pudiera entender lo gravoso que puede resultar para cualquier administración en los tres ordenes de gobierno su manutención. Sin embargo, si la atención se centra en que se hace con dineros públicos, cuyo fin último debe ser el beneficio colectivo, entonces el recurso adquiere otro destino, el de inversión con caracter de beneficio social. De la misma manera que la infraestructura debe actualizarse y tenerse en óptimas condiciones, los programas de capacitación, fomento y fortalecimiento de las actuvidades destinadas para la escena deberían encontrar mayor estímulo y presupuesto.
Michoacán en este sentido, es uno de los estados de la República Mexicana con mayor recurso público destinado a dichas actividades. Las diversidad misma de las actividades artísticas es su razón. Pero, sin hacer un gran esfuerzo de imaginación, si aquí las cosas están tristes y francamente complicadas, como estará en otros lugares donde ni siquiera existe un instituto estatal destinado al fomento de la cultural.
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