viernes, 31 de enero de 2014

El texto de un amigo (la Jornada Michoacán)



El acuerdo de Tepalcatepec: alcance e institucionalización de las autodefensas
Gustavo Ogarrio

El pasado lunes 27 de enero los grupos de autodefensa de Tierra Caliente, el gobierno federal y el gobierno de Michoacán firmaron un acuerdo en el que las autodefensas se comprometieron a incorporarse a los Cuerpos de Defensa Rurales. Al inicio de dicho documento se puede leer: “las autodefensas se institucionalizan al incorporarse a los cuerpos de defensa rurales”. El acuerdo consta de ocho puntos, en los cuales se decreta, además de esta institucionalización (que será temporal), la elaboración de un registro de integrantes y de armas de las autodefensas, así como tenues medidas contra la situación global de violencia en términos estructurales: auditorías a municipios de la Tierra Caliente; rotación de ministerios públicos, federales y locales; aplicar “todo el peso de la ley” a aquellos servidores públicos municipales y estatales “que tengan responsabilidad penal o administrativa, y que se encuentre totalmente acreditada”, entre otros.
Ninguna palabra sobre la responsabilidad del Estado en lo que se refiere a su estrategia “integral” contra el crimen organizado, ni siquiera una leve mención a sus posibles compromisos para impulsar el “desarrollo integral de la región”, a su actuación no sólo policiaca y militar en la perspectiva global de la violencia. Quizás es mejor que no se mencione la concepción desarrollista del Estado, arcaica, cuando la realpolitik del sistema político mexicano camina bajo el imperativo de la aplicación, ya sea intensa o gradual, del neoliberalismo. El acuerdo no tiene nada de “integral”, es quizás una mínima contención “institucional” de las autodefensas, aunque éstas sigan con esa avalancha de municipios que se suman al poder regional que está adquiriendo la posibilidad de ponerse a salvo del crimen organizado. Tampoco hay una sola palabra en relación a desmontar la profunda simbiosis entre el aparato político del Estado y su corporativización por parte del crimen organizado. Los gobiernos tanto de Michoacán como federal salen prácticamente intocados en este acuerdo, es decir, sus acciones y omisiones respecto a la metástasis de la violencia en los últimos años es invisible, no se expresa esa perspectiva que le da sentido y legitimidad a los levantamientos de las autodefensas: la ausencia y complicidad del Estado en lo que se refiere a la violencia estructural. Las autodefensas no lograron arrancarle al Estado mexicano ningún compromiso de gran calado, ningún aviso de replanteamiento de su condición actual, mucho menos alguna expresión que saliera de la lógica de la política entendida como espectáculo y que firma acuerdos para que se divulguen a nivel nacional e internacional y puedan revertir la “imagen negativa” de México en el exterior.
Las fotos del acuerdo de Tepalcatepec, en las que los líderes de las autodefensas se abrazan con el gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo, y con el comisionado federal, Alfredo Castillo, son las imágenes de la ausencia de conflicto y, de alguna manera, significan el triunfo fugaz del despojo institucional de una causa legítima de sobrevivencia y autodefensa. Además, el crimen organizado es el otro gran ausente en los términos en los que se plantea y justifica el acuerdo, en su condición de poder de vida perversamente asalariada y de muerte, como el objeto principal que articula la violencia en su ejercicio más deshumanizado y de barbarie. Si se lee el acuerdo de manera descontextualizada, tal parece que la presencia de las autodefensas carece de legitimidad y de razones de sobrevivencia, tal parece que son ellas el problema de seguridad y no ese tronco de corrupción institucional desmedida, propiciado y tolerado por el Estado, en un contexto de crecimiento capitalista del crimen organizado.
¿Cómo se puede interpretar este acuerdo sin caer en el triunfalismo exasperante de los gobiernos involucrados y de la destrozada clase política michoacana, sin advertir que más bien abre las puertas, otra vez, a un tipo de simulación por parte del Estado y que simplemente hará asimilables todo lo que las autodefensas habían logrado cuestionar con su sola presencia? ¿Hasta dónde la institucionalización de las autodefensas de Tierra Caliente simplemente nos señala que cualquier gesto de sobrevivencia organizada será rápidamente asimilado por la articulación entre la retórica militar y policiaca del Estado y la intocabilidad de la estructura profunda del crimen organizado?
Más allá de comprender el surgimiento y el avance de las autodefensas como la posible salvación de un pueblo o una comunidad ante el naufragio del Estado y ante la ampliación y diversificación económica del narcotráfico, es también posible entenderlas como una articulación sumamente heterogénea de miedos y de sujetos, una mezcla de situaciones y de razonesque en los últimos días ha sido documentada: genuinos miedos de pueblos y comunidades que formaron una organización armada de sobrevivencia con una raíz agraria y popular; “desclasamientos” templarios de franjas media y bajas; articulación defensiva de propietarios, productores, líderes de comunidad y guardias espontáneos. Es obvio que para este momento de crecimiento de las autodefensas –ellos dicen que son 25 mil–, el acuerdo con el gobierno federal quizás resuelve una crisis de crecimiento, es decir, puede significar una manera de preguntarse por el alcance de sus acciones. De esto dependerá si su irrupción de sobrevivencia se transformará en una articulación política que llevará hasta sus últimas consecuencias esta “rebelión de las víctimas”. La magnitud de lo que en los últimos años creció como violencia funcional al capitalismo auténticamente salvaje en regiones como Michoacán es casi imposible de hacer consciente, la irrupción de las autodefensas, por más que no obtenga “triunfos” espectaculares o que termine asimilada por el Estado, ha sido ya una respuesta de sobrevivencia al exterminio y de justicia simbolizada, quizás en algunos casos hasta inconsciente en su proyección y recepción; una contención del crimen organizado en su contexto regional, un cuestionamiento radical de los fundamentos actuales de la política y del Estado;una articulación de sujetos en situaciones de aniquilación y que todavía están por definir el alcance social, político e ideológico de su irrupción.


miércoles, 15 de enero de 2014

IMPOSIBLE NEGARLO

¿Por qué escribir aquí de esto? Porque todo conflicto tiene siempre dos o tres caras y no siempre la cara lavada de los medios masivos es la legítima. En nuestro país estamos tan acostumbrados a aquello que los medios masivos dicen, hablan, pregonan estridentemente pero poco nos importa de donde viene el mensaje y sus implicaciones. Sin embargo, esta vez, conozco de primera mano la problemática y la entiendo.






Revista PROCESO

Michoacán, la guerra mediática y la demoscópica
Jenaro Villamil
14 de enero de 2014.

MÉXICO, D.F. .- Inició la guerra. De eso no hay duda. El problema es cómo llamarla. Atinadamente la portada de la revista Proceso que circula esta semana la titula: “Michoacán, la Guerra de Peña Nieto”. Y el operativo de control mediático del gobierno federal trata, sin mucho éxito, de evitar que el término “guerra” sea utilizado en el anuncio del despliegue masivo de fuerzas armadas del Ejército, policías y cuerpos especiales en la Tierra Caliente de Michoacán.

Las dos grandes televisoras, Televisa y TV Azteca, marcan la pauta de la inducción de una versión oficial poco creíble y aceptada: las fuerzas federales van a restaurar el orden y desarmar a todos los grupos.

El Noticiero, con Joaquín López Dóriga, privilegió la versión y los discursos oficiales: desde el titular de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, hasta el de un nada amable procurador general Jesús Murillo Karam, pero en su emisión del lunes 13 evitó la transmisión en vivo de imágenes desde la zona del conflicto.

Hechos de TV Azteca, aún más oficioso, trató de minimizar el grado de conflicto y prefirió continuar con una serie de infomerciales sobre entidades antes azotadas por el narcotráfico y ahora casi paradisíacas, como Durango.

Es evidente que la estrategia del gobierno de Enrique Peña Nieto de callar, ocultar o evadir el tema de la violencia derivada por los enfrentamientos con el narco y el crimen organizado ya no podrá ser mantenida por un año más. De nuevo, el Mexican Moment cede el paso al Narco Moment, y la administración federal cae en el mismo error del gobierno de Felipe Calderón: jugarse su credibilidad con medidas espectaculares de fuerza en otro Operativo Michoacán más.

Los titulares de los cinco principales periódicos de circulación en el Distrito Federal nos dan una idea de cómo pretende “gestionarse” el control informativo:

-El Universal: “Inicia desarme de las autodefensas”.

-La Jornada: “Asume el gobierno federal la seguridad de Tierra Caliente”.

-Reforma: “Chocan Ejército y autodefensas”. Fue el único periódico que mencionó en su nota principal el desmentido de José Manuel Mireles, presunto líder de las autodefensas, a una declaración transmitida en Televisa. El doctor dijo que no depondrían las armas si antes no detenían a los siete cabecillas de Los Caballeros Templarios.

-Milenio Diario: “Osorio: seremos ‘severos; Fausto pide exterminio”.

-Nuevo Excélsior: “Ultimátum a autodefensas”.

La gran mayoría de los noticiarios radiofónicos matutinos de este martes, al menos en el Distrito Federal, abrieron sus noticiarios privilegiando el reporte oficial. En muy pocos casos dieron voz a los líderes de las autodefensas. En MVS, Carmen Aristegui transmitió la entrevista simultánea con sólo cinco medios que Mireles concedió. Desmintió claramente la versión de Grupo Televisa.

La explosión más clara de versiones fue en redes sociales. La gran diferencia con 2007 –cuando inició la “guerra” calderonista en Michoacán– es el protagonismo de la información simultánea y horizontal que se está generando en Facebook, en Twitter y a través de decenas de blogs y sitios informativos on line, cuya cobertura es más amplia y crítica, como son los casos de SinEmbargo, Animal Político, La Silla Rota, Proceso, y las propias versiones digitales de los periódicos.

En Facebook, la página Valor por Michoacán se convierte en el auténtico termómetro de las versiones favorables a las autodefensas. En menos de medio día pasa de 10 mil a 12 mil 758 seguidores. Suben un video grabado en teléfono celular donde presuntamente elementos del Ejército disparan contra la población civil en su operativo “anti-autodefensas”.

Para la tarde de este martes, ya era otra guerra por las cifras y la percepción: el Ejército y la Secretaría de Gobernación admiten que hubo dos muertos en los operativos iniciales, pero la CNDH acredita versiones locales donde mencionan a cuatro muertos en Antúnez, incluyendo a un menor de 11 años, civil.

El despliegue de dos mil elementos federales en Uruapan y Apatzingán es la segunda nota en importancia. Los “federales” patrullan estos dos municipios emblemáticos. De acuerdo a su promesa, el gobernador Fausto Vallejo va a comenzar a despachar en Apatzingán, a partir de este miércoles 15.

Lo único que no han presentado es a un líder o dirigente de Los Caballeros Templarios detenido.

El apoyo a las autodefensas

El actor novedoso en este escenario, a diferencia de 2007 con el operativo de Calderón, son los grupos de autodefensa. Desde febrero de 2013 civiles armados tomaron el control de varios municipios de la Tierra Caliente de Michoacán y han logrado un apoyo social, dentro y fuera del estado, que no se había visto antes.

Aun con las múltiples y legítimas dudas que existen sobre la forma de armarse, de entrenarse, de financiarse y de organizarse, las autodefensas michoacanas ya se convirtieron en el eje de esta disputa.

La encuesta levantada el lunes 13 entre 900 personas por el Gabinete de Comunicación Estratégica, entre michoacanos y población nacional abierta, hablan de un claro apoyo, más entre mexicanos que no viven en la zona de conflicto.

Por ejemplo, en Michoacán 49% de los entrevistados se manifestó a favor de que los ciudadanos se armen y se organicen para defenderse del crimen organizado, mientras a nivel nacional el porcentaje se elevó a 53.5%.

El 64.9% de los entrevistados a nivel nacional apoyan a los autodefensas michoacanos, mientras sólo 31.4% se manifestó en contra.

En tanto, 46.7% de los michoacanos consideran falso que las autodefensas sólo pretendan restablecer la seguridad, contra 37.6% que lo consideró cierto.

Cuestionados sobre qué debe hacer el gobierno con dichos grupos, 33.1% de los habitantes de Michoacán dijo que deberían desarmarlos con amnistía y sin proceso legal, 23.1% pide dejarlos operar y sólo 14.7% considera que deben ser detenidos y encarcelados.

A nivel nacional, 33.9% opinó que deberían dejarlos operar, 24.4% consideró que las autodefensas deben ser desarmadas con amnistía, y menos de 10% abogó por que sean detenidos y encarcelados.

En otras palabras, a pesar de tener en contra a los medios masivos e institucionales, por ahora la guerra de la percepción pública la van ganando las autodefensas



lunes, 13 de enero de 2014

DOMINGO 12, MÉXICO D.F.











jueves, 9 de enero de 2014

La vida secreta de Walter Mitty



Tarde fría de principio de año, cuesta de enero, últimos quintos del aguinaldo: como otras tantas veces esta tarde asistí al cine. Realmente no sabia que encontraría en la cartelera normalmente, siendo la “capital del cine”, existen muchas salas abiertas y dispuestas a abrazar a cinéfilos en ciernes o al simple desocupado que casi termina el periodo vacacional en busca de un rato de entretenimiento sin culpa; mucha oferta de salas, poca oferta real de películas; dieciséis o diecisiete recintos, siete u ocho filmes repetidos hasta el hartazgo; eso si, filas interminables, en la dulcería.





Compré boleto para el horario más cercano, lugar en la zona más lejana a la pantalla y ¡oh sorpresa..! The Secret Life of Walter Mitty, dirección de Ben Stiller, producción (entre otros) de la 20th Century Fox; guión de Steve Conrad y en el reparto figuran Ben Stiller, Kristen Wiig, Sean Penn, Adam Scott, Patton Oswalt, Shirley MacLaine, Kathryn Hahn, Efraiem Hanna, Terence Bernie Hines, Joey Slotnick, Adrian Martinez, Jonathan C. Daly, Jennifer Leigh Mann, Barbara Vincent y Alex Kruz como regalo inesperado de Reyes Magos.





La historia a contar se podría sintetizar de la siguiente forma: Walter Mitty (Ben Stiller el protagonista) es la versión moderna de una persona atomizada-individualista que sueña despierta, el editor fotográfico corriente y común de una revista que con cierta regularidad se toma unas vacaciones mentales, evadiéndose así de su tediosa existencia, saltando sin empachos de un mundo crudo y poco satisfactorio a otro maravilloso, de fantasía, iluminado por un gallardo heroísmo, haciendo posible aquello que reza “vale más una imagen que mil palabras”, viajes inconmensurables, amores apasionados, triunfando constante sobre el riesgo, el temor, el peligro y su misma amorfa existencia en pos de una efímera epifanía. El centro del conflicto se presenta cuando se extravía una imagen crucial para la publicación, imagen que cerrará un ciclo importante, es entonces que Walter Mitty hace –en la realidad- lo inimaginable, lo extraordinario pasando de veras a la acción, embarcándose en una aventura sorprendente en busca de aquél bien extraordinario extraviado aparentemente.





La revista Life, esa celebrada publicación norteamericana cuya esencia fue por décadas el fotoperiodismo, es el motivo fundamental de la construcción iconográfica de la plástica del filme. La filosofía esencial de la publicación en cuestión, motor del filme como he dicho, fue que la imagen por sí misma contaba una historia y no sólo era el aderezo o complemento ilustrativo de la noticia. Hay un homenaje fastuoso, intrínseco, patente en cada rinconcillo de la cinta. Desde la arquitectura urbana, su reconstrucción minuciosa, pasando por el mobiliario, vestuario y cuanto detalle se mencione, hasta los esplendorosos paisajes silvestres logrando una magnificencia deslumbradora que vale mucho la pena disfrutar. Habrá quien crea que exagero, pero les invito a echarse un chapuzón por el grandísimo acervo iconográfico de la publicación de la que hablo.





Yo no sé si los Limière o quiénes inventaron y desarrollaron las tecnologías que hacen posible el cine entendieron en su momento, comprendían conforme avanzaban y buscan hoy en día amalgamar utilidad y arte. No lo sé… Pero si me salta de pronto, acosando, la pregunta de siempre: ¿y para qué sirve el cine? Para esto… Será la respuesta obvia. Para congelar en el tiempo el tiempo. Para permitir ver, constatar, llevarnos de la mano a ser parte, en los límites acotados de la lente y el tiempo de un instante, de un esplendoroso instante al espectar un mundo insólito, glorioso, maravilloso, un momento efímero de epifanía, una diminuta pincelada de “quintaesencia”. Como ese momento, casi pincelada en que Sean Penn, interpretando a un aventurero incontenible, intrépido fotógrafo que capta la imagen de ese “tigre fantasma” en las quebradas serranas de los Himalayas y no aprieta el obturador, guardando para sí mismo, Mitty y el vouyerista espectador el instante momentáneo, de lo eterno.





domingo, 5 de enero de 2014

¡¡Trinchen… Reyes!!


“¡Móndrigos! ¡¡Y siempre móndrigos… inches hermanos Reyes!!”

Entran a hurtadillas, de puntitas, ocultándose con el entorno de la noche espesa y las luces de la calle… Meneándose en sigilo, cual camaleones en avanzada, cambiando de forma y camuflaje: deteniendo el paso, mirando de soslayo, retrocediendo un poco, respirando por los poros, redirigiendo la mirada a otro sitio, midiendo el paso, avanzando... Reptando como sierpes... Silencitos como gatos con guantes al acecho… “¡¡¡Fuuuuuuaaaaahh!!!” Botaron los cerrojos de puertas y ventanas: y tentando acá, manoseando allá, picoteando ahí, pellizcando a cuya, palpando meneito; olisqueando, soplando, lengüeteando, mirando, atisbando, escudriñando, probando… en fin, metiendo la nariz –literalmente-, en todo a mano… La táctica, la usual de siempre dirán los enterados en asuntos de guerras, asaltos, robos, espionaje, sedición belicosa, vigilancia de personalidades… En formación Diamante: Melchor, Raspar y Basaltár en la vanguardia; el Caballo, el Camello y el Gordofante sus compinches, en la retaguardia. Listos a responder, desaparecer, transformarse, mimetizarse; a ocultarse en resquicios, muebles, cortinajes, lo que esté a mano... ¡Cual ninjas tortugonas!

Cuatro inviernos hace ya que hasta la primavera del siguiente año la Nenuca y éste Emilio la pasamos en las Europas. Deleitándonos de los manjares de la estación sombría que no gusta a muchas personas, por tanto, nos ocupa poco las anuales visitas a nuestra casa residencia de la horda de los hermanitos Reyes y su secuacería de gañañunflas. Como he dicho, semanas antes del solsticio, antes de comenzar el maratón Guadalupe-Reyes, andamos por aquellas áridas regiones primer mundistas tirando galanura: guantes, abrigo, bufanda y mochila en ristre; deleitando alegrías en paseos, vinos, quesos, potajes, cobertores de plumas de ganso, chocolate, brandy y brindis, castañas en fuegos de chimeneas chispeantes; abetos, renos, muérdago, enanos, adiposos mofletudos timbones de atuendos colorados. Por ello, ¿quién se puede ocupar con seriedad de estos tristes gatos desaliñados de barrio que a hurtadillas, de imperceptible manera, entran en busca de migas a las casas residencias acaso una vez al año, corriendo el riesgo inminente de ser sorprendidos, atrapados, vapuleados, sometidos y remitidos a la justa justicia que al año siguiente habrá de soltarles el hilito, cual mayates atados de una pata, para atarantarles y atraparles nuevamente? Nuestro país y el sistema tan recurrente en repetir los errores históricos, lo consiente y lo consentimos…

Este año sin embargo, endurecidos los timbres migratorios primer mundistas: “Sepa la razón: ¿o por qué?” Siendo muy claros para la chocolatina media africana y muy oscuros para la colorante blanquiruches nórdica nos echaron, cual centroamericanos apaleados en buque, ingreso ominoso a las calidas fronteras trasatlánticas mexicas: “sin Bestia… a pesar del “Rey” de José Alfredo y de aquello “de que de piedra a de ser la cama” de Cuco Sánchez”. Mochilas, gorras, sacos, guantes… arrastrados por pasarelas y galpones... “¡Unos inches caminantes del éxodo nahuatlaco: de los andurriales de Aztlán a los “caminos de Michoacán” el bonito!”.

Así, de esa manera, maltrechos y en ayunas, desembarcamos de éste sueño soñador en la ciudad de canteras rosadas y calles abiertas en canal, antes de navidades y fines de año… “!!!Bubububuuuuuu!!!!” La tristeza dibujada como pegote, marchita de tanto usarse: con la alegría extinta en la mirada, con el fuego apagado, con la fiesta interna solitaria; desolada, ajena al gozo, la dicha, la sensualidad, ausente del rumor de la algaraza… “¿Quién quiere visitar amigos? ¿Familia? ¿Quién busca el consuelo en otros y otras? ¿Quién puede alzar la copa que no sea de hiel amarga y sabor a centavo? ¿Cómo no partir en trizas la dicha con el filo filudo del velo de la obsidiana?”.

“Cerrad cortinajes. Echad cerrojos. Apagad luces. Ahogad y callad ruidos… Sentaos el culete en algún rincón ominoso de la casa residencia, tumbad los codos sobre las rodillas suspirando, gimoteando en imperceptible bisbiseo, chapoteando en el indecible y la torturante melodía del silencio por los siglos de los siglos…”

El tiempo no tiene historia, va delineando su perfil a golpe de cincel. Seis contornos extraños. Seis figurantes en gris intenso y blanco platino deambulando por las aristas de una cosa que se deshace en la efímera línea imperceptible de una realidad inconsistente. Irreal. Zigzagueante.  La vigilia, la desolación, la zozobra hace que todo se vea acuoso… Seis vahos que se desahogan con parsimonia en la bruma de la noche espesa, helada. Doce manos que tentalean, apachurran, acarician, frotan y repiten el apretón, el tentaleo, el agarrón… Seis intenciones, dos desconsuelos desorientados, un pensamiento rector… “¡Déjate de mamaaa..rrachadas, ése! ¡Afloja, Nenuca! ¿Qué tanto es tantito, ésa? ¡Abre las orejas que no oyen! ¡El tiempo es una raíz agarrada! ¡Garra que aprieta y no se desgarra con una hamburguesa desdentada! ¡¡Entiende lo que es entendible!! ¡¡¡Están acá!!! ¡¡Montados en el tobogán!! ¡¡Parados en el hollín y el flotante polvo cósmico!! ¡Polvo de estrellas! ¡Picos, piñatas y colores de papel picado! ¡Sabores a caña, tejocote, mandarina! ¡Confeti! ¡Espanta suegras! ¡¡Presta pa´ la orquesta…!! ¡¡Saca petaca!! ¡¡Saca que apesta!! ¡¡¡Saca muelas y poninas dijo popochas!!!   ¡¡¡Jajajajajajajajajajajajaja!!!”

Una lata de frijoles refritos en aceite, cebolla y chile picado. Ocho pedazos tristes de queso. Mendrugos y petadazos duros de bolillo sin lama de alguna noche sin fecha. Unos tragos de Sidra en vasos desechables, oculta y resguardada por el polvo, las telarañas y libros caídos por accidente hace meses, años. La santiguada promesa de que el Hulefante y el Raspar pagaran los tamales por sacar al Niño de la rosca que el Caballo hurtó de la panadería… Lagrimas de risa, bailongo y la noche que se extingue melancólica con las luces de la amanecida y el rumor de los primeros escuincles en los triciclos y los patines...

Los contornos de la Nenuca me abrazan desnudos, se frotan contra mi carne cálidos, bajo las sábanas que usamos para tapar los muebles del polvo...



Morelia. Enero, 2014.