jueves, 12 de junio de 2008
Ah, el circo!!!
A principios del siglo XX, durante el Porfiriato, los circos tuvieron que afrontar en la capital del país, la dura competencia de las compañías de zarzuela y las teatrales: las tandas del Principal o las del Apolo, por ejemplo, pero sobre todo la de una novedad extraordinaria: el cinematógrafo.
Entre 1930 y 1940 existieron tres importantes circos en nuestro país, hoy desaparecidos: el Beas y Modelo, fundado por Francisco Beas; el Circo Fernandi, que fue el primero en presentar en México números con camellos, y el Circo Argentino -que se llamaba así porque los colores de su carpa recordaban a los de la bandera Argentina-, dirigido por el domador Felipe del Castillo.
A lo largo del siglo, muchos circos han aparecido y desaparecido, pero sigue siendo indudable la vitalidad del circo en México. Varias familias y empresarios continúan llevando el Circo por todo el país, divirtiendo por igual a los niños o los adultos, y los artistas mexicanos continúan presentándose, año con año, en las grandes carpas de México y del extranjero.
Las aportaciones innovadoras que han hecho los acróbatas mexicanos a lo largo del siglo, particularmente en las artes de las barras y el trapecio, son tan incontables como ignoradas.
Tan sólo dos ejemplos altamente significativos: el primer hombre en la historia del mundo que logró un éxito constante ejecutando un triple salto mortal en el trapecio volante, fue un mexicano: Alfredo Codona; el primero en ejecutar un cuádruple salto fue otro acróbata nacional: Miguel Angel Vázquez. Y en otras disciplinas, la historia está aun por escribirse.
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