lunes, 18 de mayo de 2009

Ah, la clarividencia del poder



El 4 de julio de 1826 murió el tercer Presidente de los norteamericanos, quien además de firmar la Declaración de Independencia de aquella nación, legó reflexiones y pensamientos profundos como el siguiente que, en este presente convulsivo, son más que una premonición: “Pienso que las instituciones bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que ejércitos enteros listos para el combate. Si el pueblo americano permite un día que los bancos privados controlen su moneda, los bancos y todas instituciones que florecían en torno a los bancos, privarán a la gente de toda posesión, primero por medio de la inflación, enseguida por la recesión, hasta el día en que sus hijos se despertarán sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres conquistaron”. Thomas Jefferson, 1802.

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