Morelia es una ciudad emblemática en muchos sentidos. Urbe colonial y española fundada a contrapelo de la ética y la moral, acción pragmática como contrapeso político con Pátzcuaro que a su vez, por tradición y ubicación, formó parte del legendario imperio Purépecha que entregara unas cuántas décadas atrás sus tierras y dominios sin resistencia a los encomenderos conquistadores.
Caserío humilde en sus inicios. Pero Valladolid con el pasar del tiempo, durante los casi tres siglos de Colonia, fue tomando forma y presencia política, económica y moral. Luego de la ciudad de México su poder específico, tanto educador como ético, tuvo mucho que ver en todos los rincones de la Nueva España. Sus escuelas y espacios de contemplación lograron gran fama y renombre.
Valladolid en su afán protagónico, puso buena cuota y porcentaje de sangre y talento en las jornadas previas y posteriores al levantamiento que encabezara el cura Miguel Hidalgo y que diera origen a la Independencia de México. Fue uno de sus hijos José María Morelos y Pavón quien al frente de buena cantidad de intelectuales y libre pensadores vallisoletanos dieron sentido al "grito independencioso" del cura de Dolores, cristalizado en la primera constitución mexicana. Y otro vallisoletano también Agustín de Iturbide, a la postre el primer Emperador mexicano, quien cerró las negociaciones de la emancipación formal de la colonia española.
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