Recientemente nos enteramos que la película mexicana (creo
Ópera Prima) de Gaz Alazraki es la más taquillera de la historia del cinito
mexica, por arriba de aquella cinta “El padre Amaro”, de grande celebridad.
Varias circunstancias suponen tal resultado exitoso. La
primera, la enorme difusión y promoción de las mega cadenas propietarias de las
salas que se han preocupado en multi promoverla; segundo, la muy buena cirugía
plástica hecha al libreto de Luís Buñuel, “El gran calavera” de 1949 que ya de
suyo era muy bueno; y tercero, la aparición fuera de la ficción cinematográfica
de estas “ladys” hijas de papi que ahora, con el regreso del imperial PRI,
pululan a cada hora haciendo de su vanidad gala. El público, cuando menos en la
ficción, como en la Lucha Libre mexicana, quiere ver un poco de irónico
histrionismo y sufrimiento.
Debo decir que todos los epítetos y elogios otorgados a la
dichosa peli serían pocos y demasiado pequeños, ya el dibujo de los personajes
en el 49, los hicieron con la consabida maestría Fernando y Andrés Soler. La
trasportación del argumento a la realidad del tiempo presente es buena, deja a
un lado ciertas gazmoñerías que hoy ya caducaron y el reparto, fuera de “la
Señora Presidenta” responde al casting. Sin embargo, ante tal avalancha, uno no
deja de observar como éste cine plagado de pequeñas capsulas de moralina,
acrítico y siempre melodramático no se rinde y permanece latente en la
intencionalidad de gobernar la voluntad y deseos del grueso social.
Al mismo tiempo, casi oculto en la enorme repetición de
programas y carteleras repetidas una y otra vez hasta la nausea, otras
películas mexicanas vieron su paso por las salas. Un ejemplo de esto fue “El
ciudadano Buelna” que paso sin pena y sin gloria, y que más de algún mequetrefe
de la organización Cinépolis dijo que "había fracasado", cuando ni siquiera se
sabía claramente en que sala se podía ver. En fin, “el ciudadano” es una cinta
de Felipe Cazals (Canoa y el Apando) que a mi ver, más allá de su discurso
lento propone una crítica bastante inteligente a la “historia oficial”, tan
cargada de impostura y mentiras que se repiten en el presente como jotas
siniestras.
Este si es Rafael Buelna, el héroe revolucionario.
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