Hoy nada más abro el Internet y me sorprende la noticia: “a
los 51 años de edad, estando en Roma de vacaciones, muere el actor James
Gandolfini”. ¿Pero quien era James Gandolfini y por qué mi revuelo? James
Gandolfini encarno al popular personaje de Tony Soprano, padrino de la serie
The Sopranos, serie televisiva norteamericana que se proyectara de 1999 a 2007
(seis temporadas y un total de 86 capítulos) y que en aquellas latitudes
recibiera toda la gama posible de premios y galardones.
Escrita por David Chase la serie cuenta los afanes, las
conflictivas, las vicisitudes, los gozos simples de una familia norteamericana
típica, salvo que es Italoamericana con conexiones muy pero muy profundas en
las tradiciones y raíces italianas. Es la impostura, entre lo obvio (aquello
que es oficialmente correcto) y lo clandestino, un motor sugerente.
El universo en el que se mueven los personajes esta ubicado
en Nueva Jersey: “la familia” de Tony Soprano y la otra familia del mismo Tony;
todo bajo reglas no escritas que permanentemente ponen al boss en situación de
stress constante, tanto así que necesita terapia en mitad de esta conflictiva
capitaneada por su progenitora. Al tiempo, la historia también narra los
inconvenientes y contrastes que abrazan a Carmela (Edie Falco) y los hijos de
Tony, tanto como los afanes de Christopher Moltisanti (Michael Imperio),
sobrino de Tony y por ratos escritor frustrado.
La serie de seis temporadas es un compendio de buen hacer
televisión, existe un cuidado extremo –desde el primer capitulo-, en todos los
rubros de la producción. La urdimbre del guión es compleja, sin caer en los
recursos obvios del enredo sencillo que después se desmadeja por sí mismo;
debes seguir consumiendo capítulos para encontrar las respuestas a la siguiente
encrucijada. Explora con soltura la naturaleza de la violencia, la ambigüedad
de la impostura y la identidad italoamericana sujeta a tradiciones no escritas
pero palpables. Permea el cuidado de un respeto que no se ve para otras
culturas. Las actuaciones por otra parte, son creíbles, genuinas. No existe el
cliché típico, la grotesca manifestación, la vileza de la violencia aflora
debido principalmente a su aparente ausencia.
Gandolfini, esta suerte de oso en reposo, fue y será –como
la serie completa- un icono de la televisión en su personaje de Tony Soprano.
Así lo recordaré. Descanse en paz.
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