“¡Móndrigos! ¡¡Y siempre móndrigos… inches hermanos Reyes!!”
Entran a hurtadillas, de puntitas, ocultándose con el
entorno de la noche espesa y las luces de la calle… Meneándose en sigilo, cual
camaleones en avanzada, cambiando de forma y camuflaje: deteniendo el paso,
mirando de soslayo, retrocediendo un poco, respirando por los poros,
redirigiendo la mirada a otro sitio, midiendo el paso, avanzando... Reptando
como sierpes... Silencitos como gatos con guantes al acecho…
“¡¡¡Fuuuuuuaaaaahh!!!” Botaron los cerrojos de puertas y ventanas: y tentando
acá, manoseando allá, picoteando ahí, pellizcando a cuya, palpando meneito;
olisqueando, soplando, lengüeteando, mirando, atisbando, escudriñando,
probando… en fin, metiendo la nariz –literalmente-, en todo a mano… La táctica,
la usual de siempre dirán los enterados en asuntos de guerras, asaltos, robos,
espionaje, sedición belicosa, vigilancia de personalidades… En formación
Diamante: Melchor, Raspar y Basaltár en la vanguardia; el Caballo, el Camello y
el Gordofante sus compinches, en la retaguardia. Listos a responder,
desaparecer, transformarse, mimetizarse; a ocultarse en resquicios, muebles,
cortinajes, lo que esté a mano... ¡Cual ninjas tortugonas!
Cuatro inviernos hace ya que hasta la primavera del
siguiente año la Nenuca y éste Emilio la pasamos en las Europas. Deleitándonos
de los manjares de la estación sombría que no gusta a muchas personas, por
tanto, nos ocupa poco las anuales visitas a nuestra casa residencia de la horda
de los hermanitos Reyes y su secuacería de gañañunflas. Como he dicho, semanas
antes del solsticio, antes de comenzar el maratón Guadalupe-Reyes, andamos por
aquellas áridas regiones primer mundistas tirando galanura: guantes, abrigo,
bufanda y mochila en ristre; deleitando alegrías en paseos, vinos, quesos,
potajes, cobertores de plumas de ganso, chocolate, brandy y brindis, castañas
en fuegos de chimeneas chispeantes; abetos, renos, muérdago, enanos, adiposos
mofletudos timbones de atuendos colorados. Por ello, ¿quién se puede ocupar con
seriedad de estos tristes gatos desaliñados de barrio que a hurtadillas, de
imperceptible manera, entran en busca de migas a las casas residencias acaso
una vez al año, corriendo el riesgo inminente de ser sorprendidos, atrapados,
vapuleados, sometidos y remitidos a la justa justicia que al año siguiente
habrá de soltarles el hilito, cual mayates atados de una pata, para
atarantarles y atraparles nuevamente? Nuestro país y el sistema tan recurrente
en repetir los errores históricos, lo consiente y lo consentimos…
Este año sin embargo, endurecidos los timbres migratorios
primer mundistas: “Sepa la razón: ¿o por qué?” Siendo muy claros para la
chocolatina media africana y muy oscuros para la colorante blanquiruches
nórdica nos echaron, cual centroamericanos apaleados en buque, ingreso ominoso
a las calidas fronteras trasatlánticas mexicas: “sin Bestia… a pesar del “Rey”
de José Alfredo y de aquello “de que de piedra a de ser la cama” de Cuco
Sánchez”. Mochilas, gorras, sacos, guantes… arrastrados por pasarelas y
galpones... “¡Unos inches caminantes del éxodo nahuatlaco: de los andurriales
de Aztlán a los “caminos de Michoacán” el bonito!”.
Así, de esa manera, maltrechos y en ayunas, desembarcamos de
éste sueño soñador en la ciudad de canteras rosadas y calles abiertas en canal,
antes de navidades y fines de año… “!!!Bubububuuuuuu!!!!” La tristeza dibujada
como pegote, marchita de tanto usarse: con la alegría extinta en la mirada, con
el fuego apagado, con la fiesta interna solitaria; desolada, ajena al gozo, la
dicha, la sensualidad, ausente del rumor de la algaraza… “¿Quién quiere visitar
amigos? ¿Familia? ¿Quién busca el consuelo en otros y otras? ¿Quién puede alzar
la copa que no sea de hiel amarga y sabor a centavo? ¿Cómo no partir en trizas
la dicha con el filo filudo del velo de la obsidiana?”.
“Cerrad cortinajes. Echad cerrojos. Apagad luces. Ahogad y
callad ruidos… Sentaos el culete en algún rincón ominoso de la casa residencia,
tumbad los codos sobre las rodillas suspirando, gimoteando en imperceptible
bisbiseo, chapoteando en el indecible y la torturante melodía del silencio por
los siglos de los siglos…”
El tiempo no tiene historia, va delineando su perfil a golpe
de cincel. Seis contornos extraños. Seis figurantes en gris intenso y blanco
platino deambulando por las aristas de una cosa que se deshace en la efímera
línea imperceptible de una realidad inconsistente. Irreal. Zigzagueante. La vigilia, la desolación, la zozobra
hace que todo se vea acuoso… Seis vahos que se desahogan con parsimonia en la
bruma de la noche espesa, helada. Doce manos que tentalean, apachurran,
acarician, frotan y repiten el apretón, el tentaleo, el agarrón… Seis
intenciones, dos desconsuelos desorientados, un pensamiento rector… “¡Déjate de
mamaaa..rrachadas, ése! ¡Afloja, Nenuca! ¿Qué tanto es tantito, ésa? ¡Abre las
orejas que no oyen! ¡El tiempo es una raíz agarrada! ¡Garra que aprieta y no se
desgarra con una hamburguesa desdentada! ¡¡Entiende lo que es entendible!!
¡¡¡Están acá!!! ¡¡Montados en el tobogán!! ¡¡Parados en el hollín y el flotante
polvo cósmico!! ¡Polvo de estrellas! ¡Picos, piñatas y colores de papel picado!
¡Sabores a caña, tejocote, mandarina! ¡Confeti! ¡Espanta suegras! ¡¡Presta pa´
la orquesta…!! ¡¡Saca petaca!! ¡¡Saca que apesta!! ¡¡¡Saca muelas y poninas
dijo popochas!!!
¡¡¡Jajajajajajajajajajajajaja!!!”
Una lata de frijoles refritos en aceite, cebolla y chile
picado. Ocho pedazos tristes de queso. Mendrugos y petadazos duros de bolillo
sin lama de alguna noche sin fecha. Unos tragos de Sidra en vasos desechables,
oculta y resguardada por el polvo, las telarañas y libros caídos por accidente
hace meses, años. La santiguada promesa de que el Hulefante y el Raspar pagaran
los tamales por sacar al Niño de la rosca que el Caballo hurtó de la panadería…
Lagrimas de risa, bailongo y la noche que se extingue melancólica con las luces
de la amanecida y el rumor de los primeros escuincles en los triciclos y los
patines...
Los contornos de la Nenuca me abrazan desnudos, se frotan
contra mi carne cálidos, bajo las sábanas que usamos para tapar los muebles del
polvo...
Morelia. Enero, 2014.
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