martes, 29 de diciembre de 2009

Otra de cómicos italianos

Otro fragmento del libro que actualmente casi termino.

El efecto que sobre las creencias religiosas tuvieron la divulgación y conocimiento de los descubrimientos científicos del siglo XVIII fue considerable en tanto las minorías ilustradas de cada nación, pero es anacrónico hablar de un conflicto: ciencia versus religión. Como resultado inmediato de la divulgación amplia de los hallazgos newtonianos, el universo físico pareció reflejar más claramente y de manera prístina el poder y perfección de Dios. En general, los científicos fueron creyentes religiosos, no debemos olvidar las líneas de formación de donde procedían; seminarios, universidades normalmente bajo el cuidado de órdenes religiosas. Por ejemplo, ya el estudio de los fósiles estaba empezando a demostrar que los relatos bíblicos de la historia del mundo eran sospechosos e insostenibles; pero hasta ese momento lo anterior apenas había empezado a debilitar la fe general en la conciliación de ciencia y ortodoxia religiosa.

Los ataques a que estaban siendo sometidas las formas más tradicionales de la religión provenían de otras fuentes distintas a las ciencias físicas. El más importante de estos fue el desarrollo de un cristianismo textual e histórico de la Biblia, o por lo menos, del Antiguo Testamento. En este sentido, la critica subrayaba las contradicciones internas de la Biblia como narración histórica y, por consiguiente, socavaba cada vez más la idea de su infalibilidad y juicio de autenticidad. La seriedad de dichos ataques críticos se puede observar en la fuerza de la reacción que produjeron en los fieles la obra más famosa de esa clase, atribuida a Richard Simon: Historie critique du Vienux Testament, publicada en 1678. Y que en las dos décadas siguientes provocó acidas reacciones opositoras. Desde la época de Luís XIV el conocimiento que sobre la cultura china y Confucio, por ejemplo, provocó crecientes dudas sobre la suposición tradicional de que la creencia cristiana era la única base de una conducta virtuosa. Si un practicante del confucionismo, del brahamanismo o un indígena piel roja de las llanuras americanas podía conducirse con tanta dignidad, moralidad y respeto en su vida cotidiana como un europeo cristiano: ¿Sería que, después de todo, la verdad y la salvación no eran el monopolio de una Iglesia o de un sistema dogmático? Así que el conocimiento del mundo exterior -fuera de las fronteras europeas-, y las comparaciones que de ello se empezaron a derivar, fomentó en la mayoría de las naciones europeas una postura más tolerante y liberal en asuntos religiosos. En gran medida la fuente principal fueron las ideas de la religión natural y del deísmo que atrajo a muchos de los miembros de la clase ilustrada de los diversos países, sobresaliendo entre todos Voltaire y su desbordada pluma. La religión natural debió por supuesto mucho al desarrollo de la física y la astronomía. La nueva fisonomía que dio del mundo ayudó en parte a debilitar esa imagen de un Dios todopoderoso: padre celoso, castigador y vengativo, aunque generoso, preocupado por la conducta de su creación. Y la visión romántica general que se reprodujo fue la de una fuente inagotable de simetría y de regulación perfecta que dominaba el universo, como un relojero cósmico que supervisaba los trabajos de la maquina que había construido. Aunque ahora más que nunca parecía estar alejado de las inquietudes, vicisitudes y alegrías humanas. En este mismo sentido, se argumentó que todos los hombres poseían ideas religiosas innatas: Dios existía, dado que la virtud sería premiada y el mal castigado en alguna vida futura, y que existían ciertas leyes fundamentales que el hombre debe obedecer y no alterar en las relaciones con sus semejantes. La obediencia de estas ideas y la reverencia a Dios que continuamente se manifestaba por medio del funcionamiento del universo físico, era todo lo que se necesitaba para una creencia y una conducta correcta y, por consiguiente, para la salvación del alma incorrupta. En ese mismo tenor el ceremonial religioso, las complejidades litúrgicas, y las inútiles e incluso las destructivas sutilezas de la teología académica, eran meras corrupciones de la verdadera religión de la naturaleza. Sólo la intolerancia y el propio interés de los clérigos –al fin hombres-, acompañado de la ignorancia y sumisión del hombre común, explicaban su continuada existencia. Las virtudes cotidianas y la moralidad del hombre sencillo, y no el misticismo y el dogma, eran la verdadera esencia de la religión. Se debería resistir cualquier cosa que tendiera a complicar y a oscurecer su esencial sencillez y, por lo mismo, a separar a los hombres entre sí.

Esa actitud encontró, por supuesto, apoyo entre los legos desencantados de las actitudes religiosas tradicionales imperantes y, por supuesto, afectó el pensamiento dentro de las Iglesias establecidas. Tuvo gran influencia sobre la Iglesia luterana de Alemania y Prusia, donde la enseñanza de la teología en las universidades, sobre todo en Halle, se transformó en una enseñanza racionalista. Esto ayudó a que un aliento de tolerancia religiosa se extendiera sobre Europa durante el siglo XVIII, principalmente manifestada en las últimas décadas del siglo. Por ejemplo, la francmasonería con su vago anhelo de razón y virtud, y con su implícita hostilidad hacía muchos aspectos de las religiones organizadas y de las Iglesias establecidas, se difundiera rápidamente en Europa y pronto
pasara a las colonias americanas, a pesar de las continuas condenaciones papales de 1738 y 1751. Debemos insistir sin embargo, que las tendencias liberales y los conocimientos que se describen de manera breve y esquemática, eran limitados en sus alcances. En todas partes estaban restringidas a las minorías educadas. En esa misma insistencia otro ejemplo: en Francia que era bebedero de la Ilustración, la tolerancia religiosa progresó con suma dificultad y la corriente conocida como jansenismo, la cual había surgido en el siglo XVII como un movimiento religioso entre los sabios, y que teológicamente atribuye al destino preponderancia sobre el libre albedrío en el comportamiento humano –y que en los últimos años del reinado de Luís XIV se había abierto relativamente al pueblo común-, sufrió severas persecuciones. Así pues, para el hombre común de todas partes, tolerancia, religión natural y deísmo eran cosas extrañas y motivo de desconfianza.

La superstición y creencias extrañas a la misma Iglesia oficial eran el caldero donde las personas comunes, de ningún nivel educativo –y que eran los más de la población-, vivían y respiraban en el apego a ritos y ceremonias que no siempre buscaban edificar almas y espíritus, sino satisfacer las debilidades inmediatas de hombres enfundados en hábitos de clérigos que bajo el cincel de la ideología no siempre tenían los ojos puestos en los confines del cielo, sino en las debilidades de la carne propia y de su feligresía. De hecho en Portugal y España, las clases altas de la sociedad se imponían el yugo a las ideas tradicionales católicas a ultranza. En esos términos, las ideas reformistas sobre asuntos de religión, fueron rechazadas de forma sistemática y contundente. Todavía en 1781, como demostración de esta fe la Santa Inquisición ardió a un hombre en la hoguera. La sociedad española, en todas las escalas, fue reacia y hostil a la sola idea de cualquier cambio en los aspectos religiosos. Y lo fue aún más en Portugal, donde en la década de 1760 se calculaba que un diez por ciento de la población estaba conformada por monjas, monjes y sacerdotes.

Sin embargo, las nuevas ideas ilustradas del siglo en los círculos de poder donde monarcas y sus ministros se inspiraban propiciaron que los privilegios, hasta ahora ilimitados en muchos casos de la Iglesia católica, fueran acotados de manera considerable. Y aún fueron más adelante al recortar significativamente el poder del papado en sus reinos. La demostración más evidente de la debilidad papal y de la hostilidad de los poderes monárquicos en la Europa católica fue la supresión de los jesuitas. La extremada ambición, riqueza y papismo de la Compañía de Jesús le acarreó un considerable resentimiento, recelo y envidia de monarcas y gobiernos. Y de un solo tajo, sin enmendaduras, la hostilidad acumulada durante dos siglos se expresó en la expulsión de estos de Portugal en 1756, de Francia en 1764, de España, Parma y las dos Sicilias en 1767. Y del documento de 1773 conocido como Dominus ac Redemptor Noster, donde el papa Clemente XIV bajo la presión de los monarcas disolvió de un plumazo el bastión del papismo, al espíritu de la contra reforma. La disolución de la Compañía de Jesús, muchas veces realizada con abusos y brutalidad innecesarias, fue un indicativo inequívoco de la creciente negativa de los príncipes católicos a tolerar por más tiempo los derechos clericales que les resultaban inconvenientes o amenazantes a su poder. Solo el estallido social de la Revolución francesa y sus consecuencias inesperadas, pudo debilitar esta actitud y establecer nuevamente que la Iglesia católica fuera el bastión del status quo.

"El sueño del progreso en el Siglo de las Luces español llegó a su fin cuando los reyes franceses perdieron sus cabezas y los reyes españoles, decidieron no perder las suyas, regresaron a la práctica del absolutismo ultraconservador."


Cita tomada de:
Carlos Fuentes. El espejo enterrado. Reflexiones sobre España y América latina. Fondo de Cultura Económica. México. 2008.

Personajes de la Comedia d´ll Arte

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Ponencia

Título:
La Propuesta Empecinada

Responsable:
Mtro. Arnulfo Martínez Villagómez

Institución:
Compañía Trashumante El Carro de Heno A.C.


Resumen:

La educación a través de las áreas artísticas no es un proceso único. Es un panorama mucho más amplio, diverso, exhaustivo y propositivo que la simple exposición de intenciones divulgativas de las disciplinas artísticas. Sus alcances, por supuesto, van más allá del simple proceso de enseñanza-aprendizaje establecido por la SEP en nuestro país. Pues implica un desarrollo sensibilizador, adaptativo y de relación con la vida cotidiana que no poseen actualmente los programas y sistemas empleados en la educación formal institucionalizada. Dos han sido las vías como se presenta la educación artística en la vida cotidiana: una, la empírica de la cual la cultura popular da amplia evidencia y, segundo, la que busca ser una herramienta empleada en el proceso enseñanza aprendizaje en las aulas y las escuelas. En ambas es indudable su valor didáctico y pedagógico. Finalmente, la transmisión de enseñanzas a través de las artes está más en el campo de vivencias personales que en la masificación de conocimientos compartidos.
En este sentido, la misión de las tareas emprendidas por las instituciones dedicadas al rubro cultura debería tener mejor distribución, mayor eficiencia y eficacia.


Breve diagnóstico:

Sabemos desde hace muchísimo tiempo atrás que los educadores formales entendieron claramente que la educación es un proceso que implica el comportamiento adecuado en las distintas esferas de relación entre el individuo, la sociedad y el mundo que le rodea. Reglas básicas de comportamiento como individuos gregarios que somos todos los seres humanos. Personas que integramos una mínima parte de la sociedad y que asimilamos transmitiendo los conocimientos y comportamientos de la misma; en eso radica el sentido de apropiamiento de la cultura; apropiamiento de un territorio, reconocimiento en una serie de costumbres, tradiciones y protocolos que señalan y determinan una pertenencia. Son tan distintos los hindúes de los judíos, como lo son los mayas de los purépechas, o los catalanes de los gallegos. Y sin embargo, todos en la construcción genética somos los mismos seres humanos. La educación entonces responde básicamente en su sentido primario, a una serie de apropiaciones aprendidas y enseñadas de las reglas elementales de comportamiento social que el individuo debe conocer y practicar como parte de la misma sociedad en que se va formando y en la cual transita. Se establece, desde este piso, el carácter pedagógico de la educación; asimismo la educación formalmente institucionalizada salpimentada con una serie de conocimientos básicos también, tales como el leer y escribir, el aprender a sumar o restar, el tener conocimiento de la herencia de la cual se es parte, etc.

Como ya hemos señalado antes, desde el principio los educadores entendieron que la educación es tan sólo un método efectivo de asimilación, de traslado de información y de sobrevivencia del grupo en mitad de un mundo feroz. Es también la forma sencilla de asimilar un credo, una visión determinada del cosmos, un sentido de vida y de la vida que nos rodea. En unas cuantas palabras, nos referimos, a un conjunto de normas.

¿Qué es entonces la educación artística?

Un sistema sensible que estimula, provoca, origina y expone una visión distinta del orden del mundo estableciéndose a través de la sensibilización de cuerpo y espíritu del mismo ser humano. El canto, la lectura, la poesía dicha en voz alta, la danza, la pintura, la escritura como literatura, el enfrentar la ardua disciplina de un instrumento que se niega a ser sometido, la construcción de cosas grandes o pequeñas donde los materiales exigen un rigor, la vestimenta de otros que jamás seré y que permite el teatro; la exploración de zonas sensibles, de extra lenguajes interiores o exteriores en concomitancia con otros seres humanos; incide en que todos los paradigmas de la educación formal establecidos en los programas y métodos empleados por la educación institucionalizada alcanzan una potencialidad inagotable. ¿Por qué? Se construyen a través de las zonas sensibles el apropiamiento, el razonamiento y el entendimiento que de otras maneras es muy complejo desarrollar. Dicho en otras palabras, a través de la música se puede alcanzar el sentido indispensable para que el educando entienda el proceso matemático y sus operaciones; de la literatura el proceso de la minuciosidad; tanto como el respeto y el sentido de pertenencia de grupo; de la danza la comprensión cabal de las potencialidades de su sistema psicomotor; etc. La educación artística es en esencia un elemento en el desarrollo del proceso enseñanza aprendizaje del ser humano en general.

Y entonces, ¿por qué en nuestro país no lo empleamos como una herramienta?

Primero porque se ha creado entorno a los creadores y sus creaciones un estereotipo; donde al igual que en el siglo XVI los artistas pertenecen a una subespecie humana de vagos sin oficio, sin sede ni beneficio; beneficio intangible pero a su vez tan concreto como los números rechonchos de las cuentas de administradores y burocracias que viven de las regalías de los artistas muertos.

Segundo, porque ese supuesto mal vivir de los hacedores de arte se ha querido poner siempre por delante de las razones fundamentales del Estado mexicano para no encarar la educación formal como un proceso integral de desarrollo de la sociedad. La causa principal es que la educación a través de las artes no es vistosa, dócil y lucrativa políticamente como ha demostrado serlo la forma actualmente empleada. Además que implica inversión económica cuantiosa y un cierto grado de especialización y sensibilización que hoy las escuelas normales del país no poseen ni podrán poseer ni en el corto ni largo plazo.

Y por otra parte, los objetivos y fines de las universidades públicas o privadas no son los de formar hombres críticos e integrales proposititos a una sociedad cada día más paupérrima, sino el crear una curricula amplia de titulados sin trabajo, listos a integrarse al mercado laboral de mano de obra barata.

En este sentido, ¿cuál es el papel de la sociedad civil en todo esto?

Desde hace mucho tiempo por vías distintas grupos de individuos han mostrado el interés de formalizar un sistema de lugares a propósito para la práctica de las actividades artísticas; meros sitios de entretenimiento y distracción. Infraestructura necesaria pero incapaz de cumplir con sus fines. A estos sitios les han nombrado como Casa de Cultura: donde el impartir danzas folclóricas regionales, la enseñanza mediana de instrumentos, el abrir pequeños tallercitos de literatura, pintura y otras actividades relacionadas, se han compartido con otras actividades diversas que van desde las clases de cocina, costura o tejido, los talleres para rebajar grasa o la practica del karate, etc. Casas de cultura donde ciertamente la visión general de las actividades de ciertos estratos de la sociedad se ven reflejados pero que efectivamente poco impacto logran en la misma.

Nuestro país es rico en variedad, cantidad, exuberancia y exotismo de sus manifestaciones. De los pueblos autóctonos los patrones de la sociedad española que llegaron con los conquistadores durante el siglo XVI fueron rápidamente asimilados en un proceso sincrético que conforma la herencia que cada mexicano poseemos como bagaje particular: idioma, comida, sentido de pertenencia nacional, identidad cosmogónica, etc. Por vías diversas el Estado mexicano ha tratado de demostrarnos lo contrario, no importando su origen partidista, sin embargo al hablar del valor de la sociedad en la cual se legitima y aferra, el propio Estado recurre de forma recurrente sólo a las artes, a sus artistas y al proceso cultural, buscando un punto desde donde manifestar un vago reflejo de sí mismo. Ante el rostro sensible de las manifestaciones culturales y las artes, la política y sus aberrantes sacerdotes palidecen y no pueden más que humillar sus encorvadas contrahechos cuerpos.

¿Cuál es entonces el papel que la educación artística debería mostrar en todo este proceso?

Es aquí donde nos encontramos con la primera de las grandes encrucijadas del camino. Por una parte la formación institucionalizada y, por la otra, la sensibilidad desbordante del empirismo que ha producido manifestaciones populares paradigmáticas que nos determinan como nación en sones, jarabes; propuestas estéticas de todo tipo.

La educación sensible propuesta por la práctica y conocimientos de las distintas formas artísticas en el aula, en la escuela y como una forma de reconocimiento de la comunidad, es la otra pierna que permitiría un avance integral del ser humano en la educación formal institucionalizada que hoy en México no vemos, pues las reformas constantes al proceso educativo desde la Secretaría de Educación cada vez le delegan más al desván de los olvidos. Y por otra parte, la creación de un sistema paralelo de educación artística, ajeno a la forma como se hace la educación formal institucionalizada, es sin duda un proyecto inviable.

Actualmente dos situaciones son más que obvias cuando se trata de hacer un acercamiento al proceso educativo a través de las artes. Uno, que no se cuenta con sistemas, procedimientos, información ni educación por parte de profesores y educadores en los distintos niveles del ámbito educativo formal. Segundo, que los procesos de acercamiento que los creadores plantean con respecto a la manera como se acoge la enseñanza en las aulas no es el más apropiado, lo cual provoca entonces que se forme una distancia formidable entre el deseo de sensibilizar y la negación de salir del mismo sistema ya establecido y por mucho probado del sindicalismo rampante y las políticas formales de la empresa educativa institucionalizada en la cual cobran sus quincenas. Minucias que lastran la relación: ni los profesores son capaces de admitir sus rezagos, desinformación y poca iniciativa por cambiarlos; ni los creadores son capaces de admitir las enormes deficiencias de su formación orientada a otros ámbitos más inmediatos y menos dispuestos a la trasmisión del oficio. Sabemos que no basta con saber fechas y nombres de personajes para ser historiador; tal como queda claro el que no es suficiente saber bailar para considerarse bailarín, mucho menos coreógrafo; o ser desinhibido y de buena memoria para vivir un personaje y ser considerado actor. Los procesos son aún más complejos y delicados que los mismos resultados. La primera aspiración podría plantearse en la creación de públicos y la apreciación de las artes como un primer proceso de aproximación.


En este sentido:

¿Cuál es la pertinencia de institucionalizar las formas artísticas como métodos de enseñanza aprendizaje?

¿Hasta dónde es capaz de ir nuestra propia intuición para entender el proceso de las artes en el aula y en la escuela?

¿La educación artística debe seguir los mismos parámetros y moldes como se imparte actualmente la educación formal en la escuela?

¿Son necesarias las actividades artísticas en el actual sistema educativo mexicano?


E aquí que nos acercamos a un problema medular:

¿Qué ilustra más en el campo cuantitativo y cualitativo el aprovechamiento de un conocimiento? ¿La exposición pormenorizada y memorística de un acontecimiento o el entendimiento de los sucesos?

¿Y cuál es el papel real de las instituciones encargadas del sector cultura?

Las evidencias en Michoacán son particularmente notables. Con todo y que esta entidad cuenta con una vitalidad desbordada en el terreno de la creación popular de las diversas formas artísticas, es evidente que esta preservación no es producto de los buenos oficios de la universidad ni escuelas, mucho menos de la influencia del Instituto Michoacano de Cultura en su momento, ni de la actual Secretaria de Cultura. En este sentido, al igual que sucede en el país desde la década de los años cuarenta, la masificación urbana producto de la migración campesina y de los recurrentes desfalcos económicos que las oligarquías en turno han hecho al país, no sólo expulsan a los individuos de las comunidades sino que lanzan a grandes cantidades de mexicanos fuera de las fronteras de la nación. Además de mantener a la economía siempre deprimida y en contención constante. Producto del mismo proceso, el centralismo rampante absorbe los grandes capitales y cualquier tipo de iniciativa que pudiera propiciar un desarrollo regional es visto como una falacia. No viste, ni a la política ni a sus fariseos, las acciones que no cuentan con un respaldo mediático. Y los medios, ni ganas ni intención de ir fuera de su ámbito de confort. En el mismo proceso la infraestructura es raquítica si existe, y no hay capacidad humana disponible que pudieran cumplir con los mínimos objetivos de mantenimiento y aseo de la propia infraestructura. Un ejemplo desalentador de este mismo marasmo es la evidencia de que del total de las acciones realizadas desde la creación de la Secretaría de Cultura de Michoacán, sólo un poco más de un treinta por ciento de éstas se hallan realizado fuera de Morelia, teniendo en consideración que son 113 municipios con los que cuenta la entidad.

Desde siempre el reclamo de los pueblos del interior de Michoacán ha sido que el Instituto de cultura en su momento era el moreliano de cultura, hoy en día, esa percepción no ha cambiado con la Secretaría de Cultura. Se sigue percibiendo una lejanía insalvable con respecto a las acciones que la misma realiza. Y las administraciones municipales al respecto tienen un rezago de lustros, tanto en el desconocimiento del trato a los eventos artísticos como a los requerimientos mínimos para su desarrollo.

En este sentido, y entendiendo los costos financieros y los alcances humanos, se hace la siguiente propuesta:

Un programa ambicioso, descentralizador, realmente efectivo sería la creación de delegaciones regionales de la Secretaria de Cultura con sede en las principales cabeceras municipales de las diez regiones en que se ha dividido la entidad. Sedes dotadas de infraestructura: teatro, biblioteca, museo, salones de ensayo, salones para talleres, cinema; administración y presupuesto propios. Delegaciones regionales que por una parte cumplan con los objetivos de la estrategia marcada por la Secretaria de Cultura y el Gobierno del Estado, y por la otra, con los objetivos propios de cada región en tanto infraestructura, promoción, fomento, divulgación, estimulo, preservación y desarrollo en las materias artísticas y culturales relacionadas. Ahora bien, esto permitiría la creación de públicos, la relación con las propias unidades primarias del proceso enseñanza aprendizaje de las regiones que lo son la escuelas; la vinculación y apoyo real a las casas de la cultura existentes, además de abrir la opción de divulgar la obra de nuestros propios creadores en las diversas disciplinas artísticas. Permitiendo la creación de espacios propicios para residencias rotativas, tanto en el ámbito profesional de carrera del servicio público en el área de la administración cultural, tanto como en la presencia de los creadores y la divulgación de su oficio creativo a través de talleres y cátedras.


Morelia, Mich. Diciembre de 2009.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Un dragón sobre tierras michoacanas

viernes, 9 de octubre de 2009

Otro fragmento del libro que actualmente escribo. Cap. III

Tal como señalábamos en el capitulo anterior, la ópera gozó de extraordinaria reputación. Muy pronto en los salones cortesanos europeos fue ganando adeptos y más cuando los compositores siguiendo a la escuela napolitana, a comienzos del siglo XVIII, desarrollaron el Aria. Otra novedad importante es la creación de la primera ópera bufa: La serva pedrona de Pergolesi en 1733, escénicamente afianzada por el genio creador del cómico italiano Carlo Goldoni quien a su vez suministró libretos e historias jocosas y fantásticas a los compositores de su época. Rigen las carteleras autores como: Scarlati, Bonancini, Pergolesi, Rameau, Gallupi, Gluck, Paissiello, Mozart y Cimarosa. Todavía más importante es que al adquirir en este periodo el tono fársico; grosero, gracioso y antisolemne del teatro italiano; esta forma de teatro musical adquiere, debido a una necesidad irremediable, un aire profano, popular e irreverente que le abre las puertas a un público amplio, deseoso de novedades y divertimento, fuera del boato, la pompa y la etiqueta de los salones cortesanos. La ópera entonces alcanzará una reputación menos estirada y sofisticada. Por su parte, ya durante el siglo anterior, tanto Lope de Vega como Calderón habían realizado dramas españoles donde largos fragmentos eran cantados por los actores, la danza y principalmente la música, cumplía con un sitio estelar sobre el espectáculo. De Calderón de la Barca se conservan, aunque no las partituras: El golfo de las sirenas y El laurel de Apolo (1630); como antecedentes de este género español representado primeramente en los aposentos de descanso de la familia real, ubicados en un bosquecillo al lado de El Pardo, denominado como La Zarzuela, también por hallarse rodeado de infinidad de zarzas. Como ya se ha dicho, desafortunadamente no se conocen ni los nombres de los compositores de la música ni sus partituras. Ya en el siglo XVIII compositores españoles como Ramón de la Cruz y Rodríguez de Hita revitalizaron el género popularizándolo al sacarlo, como le sucedió a la ópera, fuera de los espacios cortesanos. Cuando ópera y zarzuela, durante el siglo XVIII, alcanzan su nueva y notable dimensión como espectáculo teatral popular, pegado al mismo, en una suerte de simbiosis parasitaria, van por afuera de los locales de representación, junto a la ópera los titiriteros, con sus tinglados y autómatas que escenifican fragmentos y arias –muchas veces- de las mismas obras que dentro de un rato en los recintos serán estrenadas. Los titiriteros copian la música, telones y decorados. Reproducciones de los personajes calcan interpretando las arias y los recitativos; tras abandonar los animadores la lengüeta con la cual la autoridad les obligaba a que hicieran su trabajo en la época anterior. Le otorgan naturalidad a la voz y cantan libremente. No hay ciudad europea que se precie de magnifica y cortesana que durante el siglo dieciochesco, no vea surgir el espectáculo operístico que antecede al Romanticismo, al melodrama y, por supuesto, a autores tan variados tales como: Cherubini, Beethoven, Rossini, Weber, Bellini, Verdi, Gounod, Wagner, Bizet, Leoncavallo y Puccini; entre otros muchos.

Durante el primer cuarto de siglo las condiciones en Madrid siguen siendo las mismas, la corte asistiendo a funciones en el Buen Retiro y al Alcázar de Palacio, el pueblo abarrota los corrales del Príncipe y de la Cruz. Salvo que empieza a ser notable la constante visita de músicos, cantantes y realizadores de ópera italianos que viajan constantemente a la península. Lo cual pone en entredicho la capacidad de los locales españoles para adaptarse a los requerimientos del nuevo género. Por lo cual Felipe V ordena la construcción de un nuevo recinto propio para la ópera que llaman el nuevo teatro en los Caños de Peral.

La Ilustración anunció una nueva era para la humanidad. El pasado fue dejado atrás, irracional y bárbaro. El futuro fue aclamado: el hombre era perfectible, le bastaba aplicar su razón a las tareas del progreso. La felicidad en esta tierra era posible, gracias a la ciencia, la educación y el derecho económico. La Ilustración puso a Europa en el umbral de la Revolución Industrial. ¿Se uniría España a esta corriente general del continente o permanecería, una vez más, fuera de ella? ¿Saldría España, por fin, de la larga noche de el Escorial para entrar al reino solar del Siglo de las luces?

La Ilustración alcanzó a España al intentar introducirla a través del sistema poético fundado sobre doctrinas críticas basadas en la razón dominante francesa, y esa fue la intención de la corona encabezada por Felipe V. Para tal proyecto se encomendó a Ignacio de Luzan, caballero aragonés que fue llevado de muy niño a Italia donde recibió una educación clásica en Milán, Palermo y Nápoles. Ahí trató con Maffei y Metastasio. Ya en Italia y Sicilia había publicado varias obras en italiano y francés. Realizó traducciones de dramas de Maffei, Lachaussée y Metastasio a la escena española; y él mismo escribió una comedia original: La virtud honrada; que se representó en Zaragoza. En 1747 fue nombrado secretario de la embajada de París.

viernes, 14 de agosto de 2009

De mi libro: Sobre los escenarios de la Independencia Hidalgo, Quixote de nuevo cuño

Cabe hacer el siguiente paréntesis, en el entendido que la información contenida en este aparte tendrá relevancia y sentido en la causalidad de este volumen en las partes subsecuentes, más todavía como elemento de conformación del carácter cultural, social y político en el cual el Padre de Patria se formó en sus años mozos trasplantándolo a sus años de madurez y que es el objeto de este estudio:

La decisión unilateral que parece haber tomado Vasco de Quiroga, en tanto al cambio de sede del obispado de Tzintzuntzan (capital real del antiguo reino de Michoacán) a la de la ciudad de Pátzcuaro (1538), tuvo como consecuencias, entre otras:

El virrey don Antonio de Mendoza se molestó con Vasco de Quiroga porque no le consultó debidamente a cerca del traslado de la sede episcopal, y con ella de la ciudad de Michoacán, a Pátzcuaro. Mendoza hizo frente común contra Quiroga con los no pocos enemigos que tenía. Decidió con ello señalar otro lugar para erigir la catedral y la ciudad capital de Michoacán. Mendoza aprovechó una real cédula de 1537 que lo autorizaba a fundar una villa, no ciudad, llamada Valladolid, “hacia la parte de los Chichimecas, un sitio muy hermoso”. El sitio elegido era Guayangareo, donde desde 1531 fray Juan de San Miguel había fundado el colegio de niños de San Miguel, y donde se habían establecido unos cuantos encomenderos y empresarios, algunos de ellos prósperos como Gonzalo Gómez (quien fue denunciado por sus enemigos a la inquisición por judaizante y fue largamente procesado).

El 23 de abril el virrey Mendoza hizo un mandamiento en el que dijo haber informado “que la ciudad de Mechuacán se había puesto y asentado en parte y lugar no conveniente y que había necesidad de se mudar a otra parte” y que el mejor lugar era Guayangareo, por haber allí “fuentes de agua y cerca las demás cosas necesarias para la población y perpetuación de la ciudad y proveimiento de los vecinos de ella, y tierras para poder hacer sus heredades y tener sus granjerías, sin prejuicio de los indios”. Con este mandamiento el virrey decidió sin autorización de la Corona, asentar allí la ciudad de Michoacán. Juan de Alvarado, encomendero de Tiripitio, Juan de Villaseñor, encomendero de Huango y Puruándiro, y Luís de León Romano, caballero italiano allegado al virrey, fueron nombrados jueces de comisión para realizar la traza de la ciudad, señalando sitio donde se habría de levantar la iglesia mayor, la casa episcopal, el cabildo, los monasterios y la cárcel. Debía de organizar la construcción de los caminos y puentes necesarios. Y sobre todo, con el fin de atraer a la población española, Alvarado, Villaseñor y Romano recibieron el encargo de repartir solares donde los vecinos construyeran sus casas, y tierras donde hicieran sus “heredades y huertos moderados”.

El 18 de mayo de 1541 los tres jueces tomaron posesión para la ciudad de Michoacán en Guayangareo, señalando los términos y ejidos de la ciudad y repartieron “suertes de tierras, y heredades y solares”.

Pero a pesar del apoyo del virrey, la nueva ciudad no creció tan rápidamente como se esperaba. Aunque Mendoza no dejó de llamar ciudad de Michoacán a la ciudad que fundó en Guayangareo, no obtuvo la aprobación de la Corona, y la sede episcopal y la ciudad de Michoacán se mantuvieron en Pátzcuaro hasta 1580, quince años después de la muerte del Obispo Vasco de Quiroga.

La información es de la Historia General de Michoacán vol. II. Instituto Michoacano de Cultura. México. 1989. cit. pág. 112.

miércoles, 22 de julio de 2009

Las preocupaciones de mi amigo Lalo



Ijos...! Yo si que estoy rebien angustiado... Adiós a los tacos y los sopes de doña Karlita...

lunes, 13 de julio de 2009

Colaboración del buen amigo Cuauhtémoc Pérez

APRENDIENDO UN POCO

A menos que sea su maestro, su papá o su mamá, es penoso corregir a alguien cuando dice o emplea mal una palabra. Cometer un error al hablar no es exclusivo de personas que carecen de educación; lo encontramos en todos los niveles: en ejecutivos con maestrías y doctorados así como en señoras encopetadas

Salvo algunos intelectuales (que seguro nunca se equivocan) todos hemos cometido errores al hablar. Lo grave es cuando ni siquiera nos percatamos de ello. Es pues de que su servidor dijo 'gentes' en lugar de 'gente' en la participación semanal que tengo en la radio, y que fui debidamente corregido por una radioescucha, me permití solicitar por ese medio que me enviaran algunas 'palabras problema' con el fin de que tratemos de mejorar nuestra forma de hablar.

El lenguaje refleja nuestro grado de cultura y educación.(ATENCION CHAVOS, UNA COSA ES ESTAR EN ONDA Y OTRA SER UN INCULTO!!!!!)Como dice Nortthrop Frye 'hay una sola manera de degradar permanentemente a la humanidad, y esta es destruir el lenguaje'. A continuación le presento una lista de algunas de éstas...

PALABRAS MAL EMPLEADAS

- No se dice 'haiga', sino 'haya', por favor no digan 'haiga' es de malgusto.
- No se dice 'es que el trafico esta muy pesado' o 'había mucho trafico' ¿de que? de cocaína, de marihuana? los autos no trafican señor ¡¡transitan!!, o ¿usted trafica por una avenida o transita por la avenida? pues claro transita
- No se dice banqueta, se dice acera.
- Aunque nos suene raro, lo correcto es decir 'viniste' en lugar de'veniste'.
- Es mejor decir 'esta tela esta brillante' que 'brillosa'
- Quitémosle la 's' a palabras como fuistes, trajistes, pensastes, dijistes,etc., también es de muy mal gusto hablar con 's' al final.
- Lo correcto es decir 'la
nariz', no 'las narices' al igual que café en lugar de 'cafeces'
- No se dice 'voy a la gasolineria'. Se dice 'voy a la gasolinera'.
Una regla simple para evitar esta confusión es aplicar el término 'era' a aquellos establecimientos donde se expenda bienes que no sean alimenticios:ladrillera, bloquera, tabaquera, etc. el resto sí lleva la terminación
'ría' tortillería, panadería, paletería.
- La palabra 'dinero' es como 'gente'. Nunca se le debe agregar una 's' al final.
- Para describir el lugar en que queda una persona no se dice: 'quedó en doceavo o quinceavo lugar'. Esto es la ley del menor esfuerzo; lo correcto es decir 'duodécimo o decimoquinto lugar'.
- 'Ipso facto' no quiere decir 'rápido'.
En latín significa 'ya está hecho'.
- No se dice 'tienta
esto'. Es mejor 'toca esto'.
- 'Luego a veces', o se dice luego o se dice a veces, suena repetitivo

PALABRAS MAL PRONUNCIADAS

Hay muchas palabras que por prisa o por su uso frecuente se han ido deformando como:
- Entons (entonces)
- sasque? (¿sabes que?)
- pior (peor)
- Pecsi (Pepsi)
- picsa (pizza)
- verdá (verdad)
- pantunflas (pantuflas)(PORFAVOR PONGAN ATENCION EN ESTA!!!)
- tecojotes (tejocotes)
- edá (edad), (verdad)
- pos (pues)
- cercas (cerca)
- negocea (negocia)
- nomás (nada más)
- nadien (nadie)
- restorán (restaurante) MUCHO OJO
- prespectiva (perspectiva)
- voltiar (voltear)
- platiado (plateado)
- Chapas (Chiapas)
- tualla (toalla)
- diferiencia (diferencia)
- pon tu (supón que)
- cafeses (cafés
- fuertísimo (fortísimo)
- ahoy (hoy)
- a cuánto (cuánto)
- a cómo (cómo)
- zanoria (zanahoria)
- mayugar (maguyar)
-aguardar (guardar)

ALGUNOS ANGLICISMOS
De la frontera me enviaron varias palabras que son una mezcla de inglés y español champurrado, como: 'apárcate', 'púchale', 'ponte lipstick', 'yo te hablo pa'tras' (I'll call you back), 'troca', 'bet-seller' ('best-seller),'frizzalo', 'ponte make-up' y 'voy a aplicar a la universidad', checar en lugar de verificar.

ALGUNAS EXPRESIONES
- 'Súbete pa'arriba, bájate pa'abajo, métete pa'dentro, salte pa'fuera. ¡NO!
- 'Salí fueras de la ciudad', ¡TAMPOCO!. Es fuera. Recuerde: Siempre debe haber concordancia en género y número
- No se dice 'me desayuné un..' Desayunar no es verbo reflexivo. Es 'desayuné un'.
- 'Lapso de tiempo' No- El lapso siempre
es de tiempo, así que es reiterativo.
- 'No se si se recuerdan', se dice: 'No se si recuerdan'.
- 'A qué horas son?'...se dice: '¿Qué horas son?' y/o '¿Qué hora es?'.
- 'Su mamá de ella', se dice: 'Su mamá'.
- 'Me entiendes?', se dice: '¿me expliqué?' '¿fui claro?'
- 'Te pido una disculpa', se dice: 'Te ofrezco una disculpa'.
- 'Más mejor', se dice: 'Mucho mejor'
- 'Haz de cuenta' se dice 'supón que...'
- 'Bien mal, se dice: 'Muy mal'.
- 'Está re caro', se dice: 'Está muy caro'
- 'Me paso a retirar', se dice: 'Me retiro'.
- 'Demasiado bien', No se puede estar demasiado bien; se está muy bien
- 'Bien mucho' : O está bien , o es mucho , si quieren referirse a cantidad entonces se dice mucho, si quieren un adjetivo calificativo entonces se dice bien.
Aprendamos bien el español antes de hablar otros idiomas... ¿Qué pasa jóvenes? 'Los grandes
cambios son la suma de pequeños cambios' ¡ehhh! ¿qué tal? debemos tener cuidado con nuestro idioma.

Mensajes como éste si vale la pena reenviarlo a todos nuestros contactos
¿no les parece?...

NO HAY PIERDE , COMO HABLAS Y COMO COMES, DICE GRAN PARTE DE LA EDUCACION DE UNA PERSONA !!!!!!!!!!!!!!!!!

jueves, 2 de julio de 2009

Nomás para darnos una idea de como masca la iguana...

Mi buen amigo G.L. Conrado me hizo llegar esta colaboración que por supuesto debe tener cabida a la luz de un "estado de excepción" velado en el que vivimos los mexicanos día con día y, como es del conocimiento público, los más de 16 mil muertos de esta "guerra" enmarcada en una lucha estéril e inútil que en el resiente mes de junio tuvo la mayor de sus matanzas desde que este gobierno se puso en marcha.




Denise Maerke


Atando cabos

29 de junio de 2009


Tengo miedo


Tengo miedo.... -repetía una y otra vez Juan Pablo Carrasco, detenido y rodeado por policías de tránsito en Ciudad Juárez. Borracho o no, Juan Carlos expresaba, en el famoso video, su profunda desconfianza frente a la policía.

Yo también tengo miedo de un gobierno que ha hecho de la seguridad su único tema. De un Presidente que ha simplificado su discurso al punto de declarar una dicotomía sin matices entre los buenos, colaboradores y creyentes, y los malos, drogadictos ateos, delincuentes y traidores. Miedo de un partido que endurece el tono y se erige en el único reducto de la decencia y la valentía. De un general presidente que sólo se siente cómodo rodeado de soldados y policías diseñando operativos y que deja de lado otros aspectos de la vida nacional. ¡El gabinete de seguridad se reúne una vez a la semana, los gabinetes de economía, de política social y de infraestructura se reúnen una vez cada mes!

Miedo de un Presidente que arropado por la legitimidad de la lucha en contra de los narcos descuida el tema de los derechos humanos y minimiza la vulnerabilidad en que se encuentra la ciudadanía frente a las empoderadas fuerzas del orden. Y es que no se han construido, ni parecen preocupados en hacerlo, los contrapesos que se requieren con tantos hombres armados en las calles. ¡En todas las guerras, y esta no es la excepción, el peligro de la deriva autoritaria y los abusos de los derechos humanos es enorme!

¿Cómo el candidato del empleo se convirtió en el presidente de la seguridad? No es difícil de entender. Después de una campaña muy disputada, una victoria por un pequeñísimo margen y una toma de posesión al límite, Calderón se sienta verdaderamente en la silla presidencial seis días después, y gracias al Operativo Conjunto Michoacán. Un éxito mediático y una operación que lo legitima como Presidente.

Meses después intentó lanzar sus iniciativas sociales, pero no le redituaron la misma aprobación. Las encuestas lo confirman, su alto nivel de aprobación se debe al tema de la guerra contra el narco. Él lo sabe. En Los Pinos descubrió también lo reducido de sus márgenes de maniobra y el costo de ciertas alianzas. En la educación no hay nada que hacer, Elba Esther se encarga de dinamitar cualquier intento de reforma. De acabar con los monopolios, ni hablar, nada se ha hecho y en competitividad seguimos por los suelos. Atrapado en todo lo demás, en la seguridad sí tiene margen y eso le ha dado sentido a toda su gestión. El único y peligroso sentido.

Acompañamos la caricatura de Helguera (arriba) con esta de Groucho Marx que para este caso bien pudiera firmar la nota con una de sus celebradas frases: “Jamás aceptaría pertenecer a un club (partido político) que admitiera como socio a alguien como yo”

martes, 23 de junio de 2009

Una muestra nomás...



Este era el Parque Juárez allá por los finales del siglo XIX...



Y esta Morelia es de entonces pues... todavía se admiran edificios que en el presente ya no existen de ninguna manera




Esta Morelia existió en 1945, según dice la ficha que poseo por ahora. Es una mirada de Morelia vista desde algún lado que según comentan puede ser Santiaguito....




Y aquí el acueducto..... 1910.

French Contack



Ya describí en otro momento como el cine Colonial reunía a un buen numero de los estudiantes de preparatoria en los inicios de la década de los años setenta. El galerón que albergaba el cine era amplio. Con butacas de madera maltratadas. Pasamanos de herrería muy gastada. Quien sabe cuantos años ya tenía funcionando como teatro o cine ese lugar que al parecer era de la misma familia Gallegos que tenía el cine del Río, “el piojito” como también le decían, pero que daba funciones de películas mexicanas de filmes de charritos y canciones bravías; ahí ví “El ojo de vidrio” con Antonio Aguilar y el Chelelo.

Pero volvamos un momento a los recuerdos del cine Colonial. Como ya dije era un galerón amplio. Tenía una luneta que prácticamente cubría el 35 por ciento de la superficie total del cine, como a unos cinco o seis metros de altura sobre el piso. Ahí nos instalábamos quienes tratábamos de ver el cine o quienes nos la pasábamos echando relajo tirando bolitas de papel desde la luneta. También los que poca lana teníamos para la entrada. Los jueves eran especiales. Ciclos de cine de diferentes países y directores. El jueves siempre fue mi predilecto.








Me paso que trate de ver Contacto en Francia dirigida por William Friedkin como cuatro o cinco veces. Siempre pasaba algo. Se iba la luz. Se armaba la camorra. Unos jotitos se agarraban de las greñas y se rompían las medias. Algo sucedía y la cinta se paraba. El "cácaro" en turno andaba más hasta atrás que de costumbre. Esa cinta, la primera parte fue producida en 1971. Gene Hackman ganó el Oscar en el 72, al mismo tiempo que Roy Scheider era nominado también aunque no ganó. La segunda parte se produjo en 1975 y también trate de verla pero algo sucedía igual. Así que desistí. Aunque ya cerca de la década de los ochenta las pude ver completas ambas y divertirme con el malvado Fernando Rey que hacía del mafioso de Marsella Alain Charnier; escurridizo y jijo de su...

La historia según se decía estaba basada en sucesos reales acontecidos a dos policías de la “gran manzana”. Estos policías: Popeye Doyle y Buddy Russo. Siguieron una serie de pistas que los llevo a conocer una liga del narcotráfico que denominaron la “conexión francesa”. Al parecer, la heroína proveniente de Asia y el África pasaba por Marsella y llegaba a Nueva York, invadiendo las calles y el bajo mundo. Estos policías conocieron de “la operación” descifrándola y que el filme muestra complicadísima; atraparon a un gran número de involucrados luego de sus pesquisas. Es una película interesantísima. Llena de momentos de suspenso. Plagada de escenas muy atractivas ahora, por supuesto en los días que narro, fue algo así como una suerte de fantasía deslumbradora y poderosamente atrapadora. Es uno de esos clásicos que si no haz visto, nomás por conocer la historia del cine norteamericano, deberías conocer.





domingo, 21 de junio de 2009

La ironía de la realidad



Una muestra de crueldad, dado que aún la autoridad federal no presenta las pruebas de las razones que llevaron a las personas aquí proscritas a sus fauces mediáticas.

Y lo peor del caso, como el buen Poncio, difícil que cualquiera se pueda lavar las manos sin salir manchado de los ropajes y las imposturas.

lunes, 1 de junio de 2009

A la luz de un inche campeonato: Ah, la nostalgia







viernes, 29 de mayo de 2009

El ataque de la bestia





Luego de tanta alharaca y paranoia que produjeron las medidas implementadas por el Gobierno del Presidente Calderón en relación a la grave epidemia de Influenza (gripa) que atacó a la población mexicana y produjo un golpe asesino a muchos sectores productivos del país, pues la cosa no está como para creer sin pensarlo antes. De cualquier manera ponemos esto que nos llegó al correo en días pasados.

Será cosa de comprobar que es cierto, pero suena bastante lógico


>OJO con los mensajitos de los celulares…………………………………………



Mensajes
> > de texto.
> > Sabías que
> > cuando respondes un mensaje de texto y la otra persona tiene
> > otra compañía de móvil estás pagando un sms más de
> > cuatro veces más caro?
> > Pasa que cuando
> > uno aprieta "RESP" desde el sms que te mandaron,
> > estás usando el servidor (o sea la empresa) de tu
> > remitente.
> > Entonces en vez de pagar 80 centavos pagas entre 2 y 4
> > pesos La forma de que no te pase más esto es saber si tus
> > contactos usan Movistar, iusacel, nextel; si se corresponde
> > con tu servidor no importa, pero si por ejemplo eres telcel
> > y el otro Movistar pagas 3 pesos y no 80 cent.
> >
> > Lo que tienes que
> > hacer es mandarle un MENSAJE NUEVO y NO RESPONDER DESDE EL
> > QUE TE MANDARON.
> >
> > Así siempre te
> > sale en 80 cent.
> >
> > Es importante que esto se sepa, porque es una estafa a
> > nivel mundial y pocas personas lo conoce.

Circulalo y saludos

viernes, 22 de mayo de 2009

Las Memorias del Perro



Al iniciar la década de los años setenta, yo como otros muchos terminé la secundaria y me inscribí en la preparatoria que, por cierto, hice en la Uno, o sea, en el Colegio de San Nicolás de Hidalgo. La Morelia de esos tiempos, de mis años de estudiante preparatoriano se pueden definir: en mi gusto por el billar en los Abasolo o con los vagos de los San Agustín; el frontón que peloteaba desde las cinco y media de la mañana cuando ya andaba tratando de apartar cancha en el Venustiano Carranza o en los Revolución, Estrada en mano. Me ganaba la vida tocando en los conjuntos musicales en tardeadas, en fiestas particulares o animando a las “muchachas encueratrices” en los diferentes centros de diversión social en los congales de la zona de tolerancia, acá por Manuel Muñiz o luego, en “la muralla”, a donde las mandaron con cajas destempladas. En el gusto, casi adictivo, por la lectura. En mis idas a la menor provocación a la ciudad de México a ver la lucha libre, el box, los toros; en autobús Tres Estrellas de Oro y con un viajecito de seis horas como mínimo sobre los ijares y que tenía como escalas prometidas, el restaurante de la misma línea en Zitácuaro y el molesto despertar en la estación de Salto del Agua. Y sobretodo, en mi reconcentrado placer por el cine. Principalmente aquellos ciclos de cine oriental o europeo que se exhibían en el cine Colonial, los jueves.

Por más que intentes suponer lector hipotético que todo en mi existencia durante esos años era desgarriate y francachela, quiero referirte que entre junio y agosto de 1970, tuve la oportunidad de viajar por primera vez a Europa. Y aunque estaba muy joven entonces, ya había viajado con anterioridad fuera del país y visitado gran parte de la república mexicana. Esos viajes, y ese en particular, señalaron en mi experiencia de escuincle una suerte de apertura. Significó, a los once años, un golpe al entendimiento. Un maduración al entender y saberme solo una mínima parte de una experiencia -que si bien en esos días no lo hubiera dicho así-, me permitió mirar y andar los primeros andurriales del mundo y abrir la entendedera. Y probablemente, definió mi historia personal en los siguientes años. Además, que por otra parte, mi estancia posterior con los padres salecianos fue también muy ilustrativa, educativa y enriquecedora durante los años que curse la secundaria en el Antonio de Mendoza.

Bueno, quise iniciar hablando de esto porque hace unos cuantos días volví a encontrarme con mi amigo el Perro. Ya sé que no faltará quien se pregunte quién es el Perro. La respuesta es simple: es un amigo de aquellos años que tenía como unos veintiocho o veinticinco que no veía. Estudiamos la secundaria, y en la casa de Hidalgo y egresamos de ingenieros; solo que él lo hizo como ingeniero químico y yo salí cómico. De ahí que este salto al chapoteadero de la nostalgia no sea gratuito. Juntos tuvimos la primera misma novia. Hicimos el servicio militar en el 51 regimiento. Casi nos rompimos las patrullas echando saltos en las motocicletas de los hermanos de Hugo Marcouzet, en el Bosque Cuahutémoc. No pocas veces nos dimos de trompones y patines con más de un “rebelde sin causa” que buscaba pasarse de veras. Jugamos en el Tauro. Nos lanzamos a la aventura de andar en un circo, que debo decirlo para mi era la segunda vuelta, hasta que nuestros padres nos agarraron y devolvieron a terminar la escuela. Creo que con el Perro, en el saleciano, fue con quien me puse mi primera borrachera. Lo recuerdo, porque la pena y la vergüenza de los sucesos que la acompañaron no me dejan.., todavía.

Y por cierto, otro de los muchos descubrimientos y gustos que disfrutamos y compartimos el Perro y yo, fue el cine. Ya en aquellos primeros años de nuestra amistad, en el Oratorio saleciano, el maestro Chiribín montaba el proyector y nos armaba un choremón melodramático condimentado con las sabías conocencias del maestro Tena que nos tiraba un sermón dominical antes de la cinta. Ah, el Cristo del Calvario, con Enrique Rambal, barba postiza y seseo delicado. Ah, un culebrón educativo de Simitrio, con Domingo Soler. O uno que otro lacrimógeno esperpento con Carmen Montejo, Isabela Corona o Libertad Lamarque. La aleccionadora e histórica Cruz Diablo con Manuel Arvide. Ah, o ese “no tiene la menor importancia” de Arturo de Córdova y Amparo Ribelles, en aquel célebre filme de humor negro que ahora mismo olvide el nombre pero que igual se mueren todos por andar brindando felices con el licorcillo de la señora… Y, por supuesto, Marcelino Pan y Vino.

¡Ah, la nostalgia! Hacía tanto que no veía al buen Perro que, muchas de estas remembranzas las había olvidado o simplemente, no las tenía tan presentes como ahora. Nos acordamos y nos reímos mucho de tantas cosas. De aquellos “chotitos” que en cierta ocasión echamos de cabeza a la pila de la Suterrania y que después nos traían asoleados con ganas de pelarnos el pellejo vivos. También las taquizas olorosas a cilandro y cebolla que metíamos a la última función del cine Morelos, los martes. De aquellas gemelas que nos compartíamos en la prepa porque no había modo de identificarlas a simple vista, eran tan idénticas, que solo en la oscuridad de la luneta del cine Colonial y gracias al sentido del tacto, sabíamos de quién se trataba. Ah que vida tan difícil la de la investigación táctil y teniendo solo dos gemelitas en cada gemela para acertar…



El gato arrojo durante los años setenta una de las pestes más terribles sobre la industria cinematográfica mexicana. Pero a ratos, también, momentos jocosa y memorables. Por razones inevitables los movimientos cinematográficos de pronto, las más de las veces, razones de financiamiento, se acercan unos a otros en todo el mundo: tanto en lo estético, en lo temático, así como en los modos de producción. Y situaciones diversas parecieran acerca de forma inevitable estéticas y temas. El mercadeo pareciera ser el mismo, pues la clientela potencial –el espectador cinematográfico- parece pasar etapas que se suceden unas a otras, tanto como en las maneras, como en el recibimiento a los productos finales. En este sentido, los principales cambios de estos paralelismos, son evidentísimos en base al resultado, cuando el financiamiento privado logra penetrar los férreos controles que ejerce la industria estatal, y por lo tanto, se asumen ciertas concesiones en lo creativo tanto como en lo que se refiere al negocio y sus diversas vertientes. Al amparo de las legislaturas imperantes y de los recovecos y socavones que de normal las leyes de todos los países poseen, la posible industria deberé aprender -particularmente la producción artística, el cine es un ejemplo- a vivir y mantenerse dentro del ceñido cinturón de la censura, como forma aleatoria de negociación y control. Y que el estado esgrime sobre la industria de una forma rampante.



La década de los años setenta fue maravillosa por muchas razones. Fue un crisol donde los grandes cambios de la década anterior fue encontrando asiento. Si los años sesenta habían enseñado que era posible lograr cambiar las cosas, esta década permitió el entendimiento de que cambios sin causas, no tienen sentido. Es un decir, el autoritarismo había llegado a su clímax con Díaz Ordaz. El populismo del gobierno de Luís Echeverría sólo fue un pasito más cerca al debacle lopezportillista. Pero por otra parte, la llegada del sexenio de 1976 a 1982, con la horda López Portillo, trajo a escena las delicias de un cine picante, amplio en el uso de las palabras y el albur, y sobre todo, plagado de desnudos justificados e injustificados que rompieron con el paradigma, al menos en la pantalla de celuloide, de un México ñoño y mojigato que vendía a todo pulmón la televisión del “maese” Azcarraga.

Pero como ya se ha dicho, nada surge de la nada. Ni mucho menos, por creación espontánea. Si bien, el cine de ficheras se instaló en las salas cinenatográficas exhibiendo temas tales como: Bellas de Noche (1974), Las ficheras (1976) dirigidas por Miguel M Delgado, Noches de Cabaret (Aka reinas del talón) (1978), La pulquería (1981) entre otras muchísimas con música de la Santanera, Chico Ché y la crisis o la orquesta de Pepe Arévalo y sus mulatos; que provocaron enconados debates porque de alguna manera no “propiciaban un retorno al cine familiar” y el regreso “ a la época de Oro” jamás repetido, si permitió de manera violenta, y hasta grosera, una mirada anticipada y rápida a lo que sucedía en las esferas populares durante los años cuarenta y cincuenta con la cinta Tivoli (1974), dirigida por Alberto Isaac. En un sentido, este movimiento había sido anticipado por la literatura de Ricardo Garibay y Armando Ramírez. Se nostalgeaba en una suerte de pintura avejentada apenas rota por la presencia de los medio desnudos de Lyn May, de Angélica Chaín, Sasha Montenegro y cuanta actriz carentota y cincuentona anda brincando en la pantalla chica de esta década.

En la Escuela Popular de Bellas Artes, en donde también estudié música por aquellos años. Se exhibía un ciclo de cómicos del cine mudo. Ahí vimos a Chaplín, a Búster Keaton, al Gordo y al Flaco. El Perro recuerda con gusto la luneta del cine Colonial, por diversas razones. Ya conté una. Pero También porque ahí intentamos ver dos o tres veces completa Contacto en Francia (1971) de William Friedkim, primera y segunda parte. Por alguna razón desconocida siempre pasaba un incidente: se iba la luz, se arma un pleito, el cácaro andaba más briago que de costumbre o cualquier incidente inimaginable. La segunda parte la vine viendo como unos quince años después en VHS. De esas memorias recordamos il merlo maschio (el mirlo macho) (1971) con Lando Buzzanca y la deslumbrante belleza y picardía de Laura Antonelli (que aquí ilustra el texto).



Obviamente, el género del cine erótico italiano nació mucho antes que el cinito de ficheras mexicano. Pero lo quiero mencionar porque arriba hablé del paralelismo de ciertos movimientos artísticos tan cercanos unos de otros. Se ha dicho que, por otra parte, es inevitable que un movimiento artístico muera para que surja el que le sigue. La aparición a mediados de la década de los años sesenta en el cine italiano del erotismo fue como a mencionado S. De la Casa: “una auténtica revolución de las costumbres, fruto de la modernización forzosa de la época y de la transformación de Italia de país agrícola a potencia industrial, con la consiguiente urbanización y el crecimiento de las zonas masificadas urbanas”. Directores como Marco Bellocchio, Salvatore Samperi, Fernando Di Leo, Marco Vicario, Bruno Gaburro, Mariano Laurenti y Pasquale Festa Campanile (director de il merlo maschio). Abrieron un horizonte que en el caso del cine italiano estaba muy abonado en la vieja tradición de la lírica popular, el teatro pícaro de la Comedia d´l Arte, las máscaras bufas, en la tradición de la literatura de Boccaccio y en el propio cine del maestro Felllini.

Las memorias del Perro me han llevado por recovecos olvidados, que pensé que no habían sucedido o simplemente fueron momentos a medio soñar, tras la amanecida.

martes, 19 de mayo de 2009

Santo, el Enmascarado de plata




Nació en Tulancingo, Hgo. en 1917. Y durante las siguientes décadas se trasformó en el icono más popular de la Lucha Libre mexicana y en el personaje más reconocido de uno de los segmentos de la vida pública de nuestro país durante el siglo XX. Se creó el mito de que el día que perdiera la mascara o su rostro fuera expuesto en público, moriría irremediablemente, dado que pertenecía a una dinastía de guerrero del bien cuya misión era enfrentarse permanentemente en contra del mal. Sobre los encordados del Pancracio mundial jamás perdió la capucha plateada. En la década de los ochenta se presentó en el programa “Contrapunto” que conducía el periodista Jacobo Zabludowsky, “el güero de la Merced”, quien sabiamente le convenció de que mostrara parte de su rostro. Así mismo sucedió en la publicación "Alarma". El 5 de febrero de 1984, Rodolfo Guzmán Huerta, alias El Santo, el enmascarado de plata falleció de un infarto fulminante. Por sí o por no, creció la leyenda…





En la década de los cuarenta inició en el pancracio en la ciudad de México con nombres como: Rudy Guzmán, El hombre rojo, El Demonio negro o el Murciélago II. Años después tomó el nombre de guerra que lo inmortalizó, luchando por entonces en el bando de los “rudos”. Fue discípulo del legendario instructor el Diablo Velázco.

En aquellos años las “revistas de monitos” eran un medio popularísimo y efectivo, explicable en un pueblo analfabeto y siempre dispuesto a creer en los mitos y las leyendas urbanas, ejemplos de estas fueron: Kalimán, La familia Burrón o Lagrimas y Risas. Pero pronto los cuentos de El Santo, en colores sepias, se abrieron un sitio especial en el gusto de las gentes. El editor de la revista fue José Guadalupe Cruz. Y en 1958, con libreto de Fernando Osés y Enrique Zambrano bajo la dirección de Joselito Rodríguez se presenta el primero de los filmes: Santo versus el Cerebro del mal. Sin embargo, quizás la más celebrada y celebre de las muchas películas del enmascarado fue Santo contra las Mujeres Vampiro (1962). Verdadero homenaje al esperpento y al humor involuntario, cine “surrealista a la mexicana”, apenas encabezado por el ejemplar ingenio del director Juan Orol.


lunes, 18 de mayo de 2009

Ah, la clarividencia del poder



El 4 de julio de 1826 murió el tercer Presidente de los norteamericanos, quien además de firmar la Declaración de Independencia de aquella nación, legó reflexiones y pensamientos profundos como el siguiente que, en este presente convulsivo, son más que una premonición: “Pienso que las instituciones bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que ejércitos enteros listos para el combate. Si el pueblo americano permite un día que los bancos privados controlen su moneda, los bancos y todas instituciones que florecían en torno a los bancos, privarán a la gente de toda posesión, primero por medio de la inflación, enseguida por la recesión, hasta el día en que sus hijos se despertarán sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres conquistaron”. Thomas Jefferson, 1802.

sábado, 9 de mayo de 2009

Lo que pudo ser una conversación sobre Augusto Boal en el Refugio del Juglar

Pudo haber sido una buena charla con amigos en derredor de la figura y obra del recientemente fallecido Augusto Boal. Creador teatral brasileño que de manera suave, pero decidida, contribuyó con sus aportaciones teóricas al desarrollo del teatro en Latinoamérica, durante las décadas de los años sesenta, setenta y ochenta. Principalmente cuando muchos de sus escritos fueron traducidos al castellano.

Si bien, es conocida su labor desde mediados de la década de los años cincuenta cuando es nombrado director del Teatro Arena de Sao Paulo, para esta charla jamás llevada acabo, hablamos de su principal aportación entre otras muchas que es el Teatro del Oprimido obra que esta dividida en dos grandes bloques denominados: primera parte, “teoría y práctica” y; la segunda parte, “ejercicios para actores y no actores”. Tomo en consideración para las notas pertinentes la primera edición en México de 1980, de la editorial Nueva Imagen. Los títulos: Teatro del Oprimido 1 y Teatro del Oprimido 2. Serie el Arte de la Sociedad, a cargo de Néstor García Canclini y traducción de Graciela Schmilchuk.

Pero es conveniente, antes que otra cosa, hacer un breve bosquejo del contexto en el cual se da la obra del maestro Augusto Boal.

El siglo XX se puede dividir en muchos fragmentos, dependiendo del país, de las transiciones sociales, de las aparatosas caídas de la bolsa, de los cambios científicos o artísticos, pero principalmente, en dos grandes bloques escenificados por las dos conflagraciones mundiales durante la primera mitad del mismo: la Primera y la Segunda guerras mundiales. Momentos de grandes cambios en lo territorial, tanto como en lo político y en lo social. Si bien estos sucesos acontecieron en tierras europeas, el primero. El segundo se amplió al África, Asia central tanto como a las naciones del Pacifico oriental. Sin embrago Latinoamérica vivió de otro modo la persistencia de la presión que en el globo produjeron los cambios originados por los dos grandes conflictos armados. Las evidencias palpables fueron las constantes migraciones, las asonadas y golpes de estado que se sucedieron en los países de Centro y Sudamérica. México por su parte, gracias al choque armado que vivió entre los años 1910 a 1929, y posteriormente al férreo control ejercido por el Partido Revolucionario Institucional, en muchos sentidos, logro salvar y hasta aprovechar estos escollos y coyunturas favorablemente. Que sin embrago, durante el segundo lustro de los años sesenta y el primero de la década de los setenta, produjo un movimiento masivo de reacomodo social que hoy mismo aún se recuerda con infausta nostalgia.

Si bien la primera de estas grandes guerra propició un reacomodo territorial y por supuesto, político de Europa, y el advenimiento de la potencia económica de los Estados Unidos de América; verdadero ganador a través de la usura que les produjo los muchos empréstitos otorgados a las naciones desfiguradas por el colapso de la guerra. La desaparición del imperio Prusiano y el fortalecimiento de la Unión Soviética que apenas unos años atrás había saltado a través de Revolución Bolchevique montándose sobre la vieja monarquía zarista. Este fortalecimiento de la nación de las barras y las estrellas permitió el desarrollo activo y ejecutivo de políticas restrictivas sobre las ya de por si repúblicas bananeras de Centro y Sudamérica. Al igual que en México durante los hechos lamentables de la llamada Decena Trágica, donde perdieran la vida el Presidente Madero y el Vicepresidente Pino Suárez, y llegara al poder el general Victoriano Huerta, el embajador norteamericano jugó un papel clave en la conspiración. Así mismo, el poder de Washington se manifestó permanentemente durante todo el siglo XX en la activa participación de sus embajadores detrás de casi cualquier desastre social y político en los distintos países latinoamericanos y el resto del orbe.

La Segunda gran guerra configuró un nuevo mapa del mundo. La aparición de armas de destrucción masiva como jamás se había pensado antes. Y la división en dos grandes hegemonías que se manifestaban en lo ideológico, económico y por supuesto en lo político. Por una parte los norteamericanos con su visión del libre mercado. Y por la otra, el totalitarismo y su discurso socializador. Derecha e izquierda. Revolución y libre intercambio. Sin embargo, un elemento entre otros muchos es clave en el proceso, el que nunca los medios productivos y el territorio norteamericano, durante las dos grandes guerras, fueron ni por asomo maltratados permitiendo la acumulación y el realizar grandes inversiones a cambio de ganancias exorbitantes en todos los rincones del orbe. Al igual que en el siglo XIX los despojos del imperio español nutrieron y permitieron el desarrollo de la nación norteamericana, durante el siglo XX, los pedazos de las naciones derruidas por las grandes guerras fueron recogidos, unidos y puestos a trabajar con el pegamento de los usureros financiamientos norteamericanos. Otro elemento fundamental son la mano de obra baratísima, los grandes yacimientos petroleros y de todas índoles en materias primas salidos de las entrañas de Latinoamérica, prácticamente inagotables, que nutrieron a bajísimos costos la industria Norteamericana. El desarrollo tecnológico y científico enmarcado en el hurto de talentos humanos disponibles de cualquier parte del globo.

La Guerra Fría es más que una novela de intrigas y engaños. Fue el terreno propicio para los golpes de estado, para las intrigas palaciegas, para los despojos de territorios e historias nacionales, para justificar la eternidad de familias enteras en el poder militar de las repúblicas y los estados. Justificó con creces el uso y aplicación de cualquier “recurso o método” en harás de la democracia o el socialismo mundial, el bien del patio y traspatio de los bloques en conflicto. También fue el caldo de cultivo de formas violentas amparadas en los credos, en los intereses geopolíticos o en las alianzas estratégicas. El desarrollo de inmensos hipermercados de las drogas y las armas. En este sentido, particularmente Latinoamérica conoció de todo, esencialmente la producción de un marginalismo manifestado en sus poblaciones de miserables y en la perdida invisible pero persistente de soberanía y materias primas. La revolución cubana (1959) y los posteriores avances de las izquierdas en naciones como Chile, Nicaragua y otros países, abrieron la posibilidad de nuevos regímenes cuyo centro parecía encontrarse en el ámbito de lo social y la reivindicación de las masas explotadas.

En este contexto la obra ya mencionada de Boal dice en la explicación inicial del título Teatro del Oprimido 1:

“Este libro intenta mostrar que todo el teatro es necesariamente político, porque políticas son todas las actividades del hombre y el teatro es una de ellas”.

Y agrega posteriormente:

“El teatro es un arma. Un arma muy eficiente. Por eso las clases dominantes pretenden, en forma permanente, adueñarse del teatro y utilizarlo como instrumento de dominación”.

Estos postulados no son solo un dicho, pues ellos son el resultado de un activismo político y social constantes. Ya desde las postrimerías de la década de los años cuarenta, luego de la finalización de la segunda gran guerra, un sentimiento de hastío y cansancio produce el Existencialismo en Europa, encabezado por Jean Paul Sastre y Albert Camus que produjo para el teatro una búsqueda nueva cuyos resultados novedosos se manifestaron en textos y en espectáculos en pequeños recintos departamentales en la vieja París. Posteriormente en el movimiento conocido como Teatro del Absurdo que encabeza otro francés Ionesco. El movimiento beatniks postulado por Jack Kerouac y Allen Ginsberg en la costa oeste de los Estados Unidos y el cual antecede a la aparición de los jipis y al happening permitirán manga ancha a una teatralidad que se hermana con los postulados de la creación inmediata, efímera dado que busca una participación espontánea en el sentido literal del término, donde el tema se plantea no necesariamente a través de la palabra y los conceptos que la misma, por su naturaleza conllevan, lo que a su vez, implica una interpretación bizarra que el espectador le da a partir de la significación que el mismo cree leer. Otro elemento de ese acercamiento es el Teatro Campesino encabezado por el chicano Luís Valdés, enmarcado en sus inicios en una huelga de trabajadores agrícolas en Delano California, de donde se desprende lo que ellos denominaron como “actos”. Una suerte de aparición breve de una anécdota donde se exponen de manera sucinta pero eficaz, la conflictividad del momento. Este proceso derivaría en el “mito”: en el desarrollo de diversos elementos del Realismo Mágico, en la aparición de iconos de la cultura mexicana como símbolos de reconocimiento inmediato de su esencia como entidad original; empleando el calo y las florituras verbales del spanglihs, como elemento fundamental y original de los recursos de la raza.

En nuestro país por su parte, las décadas de los años cuarenta, cincuenta y sesenta enfrentan una dinámica distinta. Como ya se mencionó arriba, no se padecen los cambios tan drásticos que viven otros países de Latinoamérica. Fundamentalmente Rodolfo Usigli y la gran emigración de talentos llegados en oleadas tras la guerra española propician una revaloración de las formas creativas de la cultura mexicana, particularmente del teatro. Llegan también aires del gran teatro norteamericano influenciado en el Naturalismo y el nuevo Realismo por los textos hurtados a Stanislavsky y publicados por Boleslavsky. Brecht es un apestado perseguido por el macartismo imperante en la Unión Americana. Hay un momento novedoso en la visualización de la temática del teatro, hasta ese momento atrapada en las formas llegadas a nuestra país desde la época de la Colonia, y enfrentadas al afrancesamiento y el interés secular universalista de los intelectuales agrupados los Contemporáneos. El cine, por su parte, ha destapado del costumbrismo rural simplón al Realismo Mágico, de la mano del Indio Fernández, Bustillo Oro, Mauricio Magdalena y el fotógrafo Gabriel Figueroa. O bien, coquetea en la beta del Surrealismo de timoneado por Buñuel. No alcanza una esencia que reconozca profundamente lo regional, lo social, lo nacional, el ámbito mismo de lo mexicano. Son, sin embargo, creadores teatrales como Luisa Josefina Hernández, Héctor Mendoza, Emilio Carballido y Sergio Magaña quienes darán por fin a la universalidad voces claras de reconocimiento social y regional mexicano a través de sus personajes e historias para el teatro de México. El teatro entonces se encuentra con su primera gran encrucijada en México: ¿Cuál es el verdadero teatro? ¿Aquel institucionalizado o el que conmueve en las provincias a los públicos ya habituados al empleo de este método como medio catequizador? Ergo, ideología proveniente de un diseño político dominante, por tanto, educativo. Y la historia del teatro mexicano parece estrecharse en el universo asfixiante de la urbe que es la ciudad de México, donde se acuña la idea –pronto hecha costumbre, y entonces transcrita en ley-, de que solo lo hecho en la ciudad de México tiene valor y es meritorio. Al tiempo que la televisión entra en escena –relanzada por el éxito comercial de la Radio en un país de analfabetos y los nuevos avances técnicos-, de los recursos de la literatura, el melodrama y el teatro se acuñan las telenovelas de folletín realizadas a la medida y diseccionadas en capítulos. Al tiempo que se vende al cansancio un humor pedestre, ñoño, “blanco” y plagado de mojigatería cínica increíble, firmado por la “maestría” del ingenio desbordado y colosal del maestro Chespirito.

En este contexto el primero de los libros de Augusto Boal se divide en cuatro grandes temas:

1.- Poética del oprimido.
Habla sobre una experiencia de teatro en el proceso de alfabetización en el Perú en 1970. E inicia diciendo: “Al principio, el teatro, era el canto ditirámbico: el pueblo libre cantando al aire libre. El carnaval. La fiesta. Después las clases dominantes se adueñaron del teatro y construyeron sus muros divisorios”.

2.- Sistema trágico coercitivo de Aristóteles.
Dice: “El arte imita a la naturaleza: ¿qué quiere decir imitar? ¿Para qué sirve el arte y la ciencia?” Entre otros argumentos que va señalando de la Poética aristotélica.

3.- Maquiavelo y la poética de la virtud.
Es un ensayo escrito en 1962. Trata específicamente de la Pieza y sus personajes. Se basa en la puesta en escena de la Mandrágora escenificada en el Teatro Arena de Sao Pablo, entre 1962 y 1963. Bajo su dirección.

4.- Hegel y Brecht: ¿Personaje sujeto o personaje objeto?
Inicia diciendo: “La mayor complejidad para comprender las extraordinarias transformaciones que sufre el teatro con el aporte del marxismo consiste en la deficiente utilización de ciertos términos. Justamente porque esas gigantescas transformaciones no fueron percibidas de pronto, las nuevas teorías fueron explicadas con el viejo vocabulario: para designar nuevas realidades se utilizaron viejas palabras”.

El segundo de los libros: Ejercicios para actores y no actores. Plantea la posibilidad de valerse de las herramientas del drama para suscitar en los espectadores, en la mayoría de los casos, desapercibidos, micro sucesos que giran entorno a los problemas de la cotidianidad. Señala términos como Teatro Invisible, que al igual que el “acto” del movimiento chicano, buscan provocar “la toma de conciencia” que el espectador requiere para transformar su entorno. Al respecto Luís Valdés narra lo siguiente en cuanto a su experiencia en un pequeño cuaderno de la Colección Mascarones y que retomo en mi ensayo Los andurriales camino a Aztlán y dice: “Rumbo a las viñas y entre los camiones y el borde de las viñas, más o menos cuatro metros, donde se metían los huelguistas para hablar de los esquiroles. Hemos usado todos los medios posibles para convencer a los campesinos de dejar de trabajar, de salir de los campos. Subíamos a los coches, hablábamos con alta voces, decíamos discursos, llevábamos pancartas y todas esas cosas juntas crearon una nueva forma de teatro. Era agit-prop, pero lo hacíamos concientemente el “agit-prop”, era algo que salía de la realidad, de la necesidad de hacer salir a los campesinos. Así llegamos hacer, casi naturalmente, pequeñas dramatizaciones. Colgamos en los cuellos de los actores pancartas señalando “el patrón”, “el esquirol”, “el contratista”, “el huelguista”, para que los campesinos vieran la representación que se efectuaba en la plataforma del camión y comprendieran lo que buscábamos decir. (…) A partir de esta primera dramatización, empezamos a desarrollar los actos que llegaron a ser sketches de más o menos quince minutos mostrando tipos sociales y analizando una situación precisa”.

Bien puede servir este ejemplo de cuanto habla Augusto Boal en su propuesta del Teatro invisible. Es más Boal, plantea un ejercicio de la manera siguiente: en un colectivo urbano, llámese camión, abordan dos o más actores con su disfraz de cotidianidad, y a través de un diálogo improvisado y acciones físicas sobre una situación cualquiera, deben provocar un suceso dentro del camión. Pudiera ser un pleito de pareja cuyo motor sea la carestía de la vida reflejada en lo caro que están las verduras. Por supuesto, existe una premeditación y una serie de posibles estrategias de los personajes y desenlaces, pero el objetivo fundamental, es permanentemente de quien ejecuta crear un estado diferente de conciencia a través de la dramatización del suceso. Pudiera ser la intromisión de una persona o varias en un cine donde el solo objeto sea la respuesta de los espectadores del espectáculo. Alguien que pregunta algo: “¿Alguien opina que debo hacer? ¿Si me lanzara como diputado votarían por mi? ¿Alguien puede opinar qué debo hacer?”. Cualquier pregunta, sin importar lo absurdo de la misma, de manera insistente hasta lograr una respuesta. Un simple suceso que pudiera provocar un cambio dentro de quienes asisten en la sala. La efectividad del discurso esta en lo escueto del mismo, en la impertinencia del caso y en la persistencia del mismo.

Es obvio que las virtudes principales de las experiencias en las propuestas de Augusto Boal, es la recopilación de ejercicios para actores en ciernes o personas simplemente interesadas en la dramatización como fenómeno de intervención en el hacer cotidiano de otros. Subyace el interés de crear un micro suceso que pueda detonar una toma de conciencia en el individuo y en el conglomerado, que en su caso, pudiera generar otros derroteros sociales. Su fundamento, por supuesto, es Brecht. Quien de manera sencilla habla de cómo “contar una historia, a un público determinado, en un tiempo y un espacio determinado bajo las reglas esenciales del drama” y el formato que enmarca el proceso es, obviamente, el teatro. En el sustrato de estos ejercicios se encuentra un sentido ideológico dominante bien definido, que no es otra cosa, que la respuesta del artista a su tiempo y en los argumentos de su momento y la esencia del arte del cual se vale.

Las décadas de los años ochenta y noventa, particularmente la primera, demostró la eficiencia de la Glasnov y de la Perestroika quienes colapsaron y volatilizaron la Guerra Fría. Trajo el desmoronamiento inevitable de la Unión Soviética y sus consecuencias directas en múltiples regímenes autoritarios del mundo. Y, por supuesto, la rutilante y deslumbradora aparición en el escenario que nunca abandonó del gobierno norteamericano encabezado por un viejo actor de Hollywood. Y a la manera del viejo boxeador sudoroso, subiendo las escalinatas del Partenón aparentemente interminables, alzó los brazos en señal de triunfo. Sin embargo, siendo la historia una ciencia, y muy en contra de los augurios que profetizaban el retorno de la democracia y la justicia, la gran cloaca destapo múltiples marranadas ocultas en los oscuros sótanos y entretelones de la gran contienda global silenciosa. Con mayor razón se permitió la irrupción del libre mercadeo y la rampante usura. El fortalecimiento de nuevos poderes, mercados y de la globalización donde el instrumento de mayor eficacia y control es el propio Internet; herramienta que en menos de tres décadas ha transfigurado y transformado el mapa del orbe.

Y por supuesto, en algo tuvo siempre la razón Augusto Boal: “La mayor complejidad para comprender las extraordinarias transformaciones que sufre el teatro con el aporte del marxismo consiste en la deficiente utilización de ciertos términos. Justamente porque esas gigantescas transformaciones no fueron percibidas de pronto, las nuevas teorías fueron explicadas con el viejo vocabulario: para designar nuevas realidades se utilizaron viejas palabras. Se intentó utilizar nuevas connotaciones para palabras ya cansadas y exhaustas por sus viejas denotaciones”. Hoy podríamos afirmar que las palabras que buscan explicar la complejidad de la modernidad imperante, son vacuas, insulsas e intrascendentes, tanto como la misma modernidad que tratan de explicar.


Descanse en paz Augusto Boal