“Todo es un sueño,
Todo es una ilusión”
(La Josefinita)
No rechaces tus sueños. ¿Sin la ilusión el mundo que sería?
Ramón de Campoamor (1817-1901)
La antigua sabiduría de la filosofía del budismo tibetano, instruye que: Toda percepción del mundo real es una ilusión. Es así, que lo anterior tiene aplicación en el quehacer con intenciones de trascendencia que han desarrollado dentro del conjunto que forma la humanidad algunos seres privilegiados, individuos que durante siglos han sabido hacer un excepcional uso del maravilloso sentido de la vista, desarrollando con su inteligencia emocional y sentimental, maravillosas ilusiones; esos heroicos materiales, que la mayoría de las ocasiones, alimentan el espíritu y germinan en los sueños. Estos individuos, capaces de expandir su mirada al servicio de optimizar su concepción de la fantasía, son los denominados voyeurs (o observadores, según practica acepción gala y en el sentido más noble de la utilización de dicho concepto), personajes que en el ejercicio de la contemplación de las bellezas de este mundo, han aprendido a refinar el privilegio de la mirada (Octavio Paz dixit), apreciarlo y en varias ocasiones, plasmarlo (ya sea en una composición poética, pictórica, escultórica, fotográfica o cinematográfica), para efectos del gozo de las generaciones futuras y la posteridad. De tal manera, que en esta sintonía de percibir la realidad, la experimentada y sensible mirada artística de Ernesto Hernández Pichardo (fotógrafo y cinéfilo apasionado), nos invita y remite a percibir la gloria de esa asombrosa y mágica geografía, que es el cuerpo femenino y nos adentra en los misterios de esa extraordinaria cualidad, que es la cumbre del instinto y su circunstancia inteligente: el erotismo.
Fotógrafo Ernesto Hernández Pichardo
Es de esta forma, que el reconocido artista de la lente, estacionado emocionalmente en el sentido poético y filosófico de la bellísima estrofa de una popular pirekua (esa tradicional composición musical que acaba de ser declarada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en el pasado 2010), titulada como Josefinita, párrafos que ponderan la presencia de un idealizado personaje femenino, cuya nostálgica mención, le dan pretexto y titulo a esta afortunada ocasión, en donde se reúne parte de la obra reciente de artista. Siendo así, que el encuentro ante la propuesta estética del creador, respaldada en casi dos decenas de placas, impresiones que tienen como perfecto vehículo, la presencia de una hermosa modelo. Joven mujer rubia, que en el esplendor de su edad y belleza, coquetamente se deja sorprender por el ensueño del obturador. Por la sensible presencia de una lente que sabe arrebatar y capturar la belleza cuando la presencia del fulgor luminoso coincide en el más perfecto ángulo y es sustraído, arrebatado con una devoción casi a la del viejo y fiel Prometeo, al breve lapso de tiempo en que se presenta. Notable triunfo ante la inclemencia del cronometro y el calendario, cuando por obra de la acción alquímica de las sustancias sensibles a la luz, la belleza se respalda en lo indeleble, por no decir lo eterno. Es así, apreciable lector que en esta afortunada ocasión, el artista nos permite asomarnos al interior de su estado como creador y nos permite embriagarnos con la esencia de lo etéreo de esa noble significación y expresión que es la sensualidad femenina. Para finalizar este texto, evocaremos una opinión autorizada de una extraordinaria cultivadora de ese sentido, de esta condición que nos aleja de nuestros ancestros y contemporáneos biológicos, los animales. En la esclarecedora expresión que nos sirve como colofón y que se empata con la intensión de esta muestra fotográfica y del animo artístico del estimado artista Ernesto Hernández Pichardo. Locución que es de la autoría de la escritora y erotómana, pública y publicada llamada Emmanuelle Arsan (nacida como Marayat Bibidh, en Bankok, Tailandia, en el año de 1932, la autora de esa novela transformada en filme de culto titulada Emmanuelle –Just Jaeckin, 1974- y posteriores secuelas), cuando sentencio:
“El erotismo, ese triunfo del sueño sobre la naturaleza, es el refugio del espíritu de la poesía, porque niega lo imposible.”
Emmanuelle Arsan
Morelia, Michoacán, a 30 de abril de 2011
Alejandro Cervantes
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