jueves, 13 de noviembre de 2014

Me pregunto


Me pregunto como con palabras claras, literales frases, oraciones precisas responder la pregunta recurrente: “¿Por qué me amas?”.

Primera aclaración: Quisiera tener la verbalidad florida de un poeta; sintetizar este cúmulo de sentimientos, ilusiones, anhelos que me provocan el excitante  roce de tus dedos tibios; el chispoteante fulgor de inteligencia que chispotea en el fondo de tus pupilas; el embravecido mar aventurero de tu sonrisa al verme; la calidez de tus labios, que sin ser carnosos y abrasadores, me rompen el centro del equilibrio; las mil y un carretadas de ilusiones y anhelos comunes que nos unen y ponen tan cercanos; el silbante rumor de tu timbre de voz que me envuelve; el burbugueante sentido del humor que me seduce con sus salidas ocurrentes e inesperadas; me atrapa tu sabiduría de mujer. Quiero encontrar la definición exacta. Pero el hecho sólo de intentar develar este misticismo exótico es en sí mismo ya una profanación.

¿Qué por qué te amo?

Porque eres tu.

Segunda aclaración: sólo sé que es una certeza que se refuerza cada vez que me pierdo en la dimensión universal de tus pequeños brazos amoroso y cálidos.

Te amo, porque me has enseñado a creer que confiar en ti es posible. He sido un descreído sin fe. Y porque mi voluntad esta puesta en el sentido, interés y certeza de que puedo ofrecer las confiables evidencias de que tu puedes confiar en mi; entiendo por lo tanto, que cualquier claroscuro no clarado suficientemente es como esa letra chiquita de los contratos bancarios que en cualquier momento pueden estallar irremediablemente.

¿Qué cómo sé que te amo?

Porque no hallo los conceptos precisos para decírtelo.

Porque llenas todos y cada uno de los rincones de mis esperanzas y espectativas.


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